domingo, 25 de enero de 2009

LA ÉTICA EN LA FILATELIA

Editorial de la Revista El Filotelico. No. 189. Nov-Dic 2008

Cuando hablamos de la filatelia, solemos sacar a colación sus beneficios como fuente de entretenimiento al proporcionarnos solaz y esparcimiento después de una dura jornada de trabajo, y, cuando llega el tiempo del retiro, es un pasatiempo que nos servirá para seguir teniendo interés en la vida ya liberados de las presiones del empleo.

Filatelia es Cultura dicen otros. Cada sello es una lección de historia, de geografía, de ciencias naturales, en fin de todas las ramas del saber humano.

Y un tercer grupo nos dirá que aquel que invierte inteligentemente en su colección, podrá lograr, el día que decida desprenderse de ella, una suma mucho mayor que la invertida y todas las horas de placer que esa colección le brindó le quedarán como un sahumado.

Hay, sin embargo, un elemento del coleccionismo que pocas veces sale a relucir y que a nuestro entender es lo que le ha dado soporte al pasatiempo a lo largo de más de 150 años. Es el alto nivel ético con el cual se manejan las relaciones entre los coleccionistas. Ya se trate de canjes, de compra-venta de sellos, en fin de cualquier operación, como regla general, el filatelista maneja sus operaciones dentro del más alto nivel ético.

Quizás uno de los ejemplos más palpables lo tenemos en las operaciones de la casa de subastas e-bay. Se le pide a cada persona que hace una compra y a los que venden que dejen su “feedback”, su opinión sobre la operación y por extensión sobre persona que compró o vendió la pieza. Una revisión de esos feedback indica que la mayoría muestran porcentajes de evaluaciones positivas por encima de un 99%. Y hay probabilidad de que parte del 1% negativo se deba al correo.

Recientemente leíamos en la revista Chile Filatélico un artículo de Eugenio Morales titulado Reflexiones en Torno a la Filatelia. Comentando sobre el principio de “No hagas a los demás lo que no desees para ti mismo”, planteaba que no debemos aprovecharnos de nuestra capacidad económica o intelectual para obtener beneficios mezquinos, intercambiar o vender sellos que tengan algún daño o falla o aprovecharnos de aquellos que de buena fe nos entregan un clasificador diciéndonos “elige los sellos que quieras para que completes tu álbum”.

Creemos sinceramente que esas personas a las que alude Morales, son minorías y son como malas hierbas, nombre con el que Earee denominaba a las falsificaciones, que hay que arrancar de raíz para que la filatelia siga creciendo fuerte y vigorosa.