Publicado
en el periódico El Caribe, el 28 de
junio 1980, Pág. 31
La
Filatelia al Día
Por
Danilo Mueses
Los
sellos de correos han llegado a constituir una parte tan importante en la vida
de los pueblos, que la mayoría de los gobiernos dictan leyes que regulan lo qué
deben y lo qué no deben llevar los sellos en sus diseños. Así, por ejemplo, en los
E.U. la ley prohíbe emitir sellos con el retrato de persona alguna hasta tanto
no tenga 10 años de muerto. Se exceptúan de esta disposición los presidentes
fenecidos quienes pueden ser reproducidos en sellos inmediatamente después de
su deceso. En ese sentido, el servicio postal norteamericano tiene una
disposición por demás curiosa. A cada presidente se le pide que seleccione cuál
retrato quiere que se reproduzca en el sello que se emitirá en su honor a su
muerte. Se nos antoja que la petición es algo macabra.
En
Inglaterra, en cambio, todos los sellos deben llevar el retrato del monarca
reinante, aunque, en los últimos años, en muchos de sellos ingleses el tal
retrato se ha limitado a una silueta de la reina, colocada en una esquina del
sello.
El
privilegio de imprimir su retrato en un sello, mientras se está vivo está
reservado en casi todos los países a los reyes y a los dictadores. Si usted ve
en un sello el retrato de un presidente viviente, es muy probable que ese
presidente sea un dictador.
En
New Brunswick, sin embargo, sucedió un episodio que en su época fue motivo de escándalo
y no obra de un dictador. Veamos la historia.
New
Brunswick es una de las provincias canadienses las cuales, antes de formarse la
Confederación del Canadá, emitían sus propios sellos.
El
1 de noviembre de 1858, Charles Connell fue nombrado director general de
correos de la provincia. Como para ese
tiempo New Brunswick había cambiado su sistema monetario de peniques, chelines y
libras, a centavos y a dólares, se ordenaron nuevos sellos a la American Bank
Note Co. De los E.U. los cuales se emitieron el 1 de mayo de 1860.
El
sello de 1 centavo mostraba una locomotora, el de 10 centavos a la reina
Victoria, el de 12 ½ centavos un buque de vapor, pero Connell ordenó que el
sello de 5 centavos que era el que más se usaba, llevara su propio retrato. El
escándalo que se formo fue tal, que los sellos debieron destruirse antes de su emisión
y Connell se vio obligado a renunciar. Mientras se imprimían nuevos sellos de 5
centavos con el retrato de la reina Victoria, hubo que usar los sellos de 10
centavos partidos en diagonal como sellos de 5 centavos.
Preguntas a La Filatelia al Día
Algunos
lectores han estado escribiendo a esta columna haciendo preguntas o en busca de
orientación. Vamos a ir tratando de contestar sus preguntas poco a poco.
Usaremos el lema de cierta emisora de esta ciudad.: ‘’Los que lleguen primero
se irán primero”
La
joven Barbarita de Jesús, de Guerra D.N., quien nos dice ser coleccionista de
sellos, nos pregunta sobre un libro que hable de los indígenas de la R.D. y
especialmente de su lengua. Aunque la pregunta se aparta un poco del tema de
esta columna y de nuestro campo de especialización trataremos de contestarle.
La
extinción de la raza indígena fue tan rápida que su idioma se perdió casi en su
totalidad. Dos libros que tratan sobre el tema son “Pequeño Diccionario de
Palabras Indo antillanas” de Rodolfo Domingo Cambiazo, editado en 1916 y
Palabras Indígenas” de Emiliano Tejera. Hasta donde sabemos ambas obras están
agotadas.
La
Sociedad Dominicana De Bibliófilos editó en 1977 la magnífica obra póstuma de
Emilio Tejera titulada indigenismos.
Le
sugerimos visitar Biblioteca Nacional y la Biblioteca de la UASD que son las
más completas del país, donde podrá
encontrar, para su consulta, ejemplares de estos tres libros.