miércoles, 18 de junio de 2014

El túnel del Tiempo de la Filatelia: FILATELIA O Filotelia

La Filatelia al Día
14 De noviembre de 1981:No. 91
Por Danilo A. Mueses

El 23 de febrero de 1922, la Real Academia de la Lengua Española dio cobijo a la palabra “Filatelia” la cual definió como el “Arte que trata del conocimiento de los sellos, principalmente de los correos”.
Aunque la definición no es muy ortodoxa desde el punto de vista filatélico, ya ha tomado carta de legitimidad y cada quien colecciona según le parece sin importarle mucho la definición de la Academia.

Aunque el coleccionismo de sellos se había iniciado prácticamente con la emisión del primer sello pues se dice que el doctor Gray, curador del Museo Británico, en 1841 guardaba sellos de su país para una colección que pensaba iniciar, durante muchos años no hubo ninguna palabra para designar la ficción o a aquel que se dedicaba al coleccionismo de sellos.

Así vemos que durante muchos años a los coleccionistas de sellos se les designaba con diferentes nombres. Muchos se auto designaban como “timbrófilos”, pero otros nos designaban peyorativamente como “sellomaníacos “palabras  que hay que reconocer no nos hacía mucho favor.
Fue entonces cuando, en 1864 un famoso coleccionista francés llamado M.C. Herpin en un artículo que publicaba en la revista “Le Collectioneur  de Timbres Postes” el 15 de noviembre de 1864, propuso el nombre de “Filatelia” la cual viene etimológicamente del griego “Philos”, amigo y “ateleia”, excepción de tasa.

Como vemos, la etimología no puede ser más forzada y yo diría que hasta ilógica, pero de todos modos la palabra “pegó” y a pesar de los ataques que recibió de algunos puristas, su uso se hizo cada vez más universal y hoy en día está aceptada prácticamente en todo el mundo aunque tal vez por aquello de que “nadie es profeta en su tierra” en Francia, la cuna de la palabra, no se ha aceptado la palabra de Mr. Herpin y se le sigue llamando “timbrología”.

Ahora bien, volviendo a la palabra filatelia, durante muchos años hubo una corriente de coleccionistas de sellos que se inclinaban más bien por la palabra “filotelia” pues pensaba que, de “Philos” debió salir "filotelia" y  no filatelia, y nos luce que no andaban del todo descabellado.

El gran filatelista norteamericano Ernest A. Kehr en su libro "El Apasionante Mundo de la Filatelia", relata que a comienzos de 1946, el director de promoción de ventas de la R.K.O. Radio Pictures, León  J. Bamberger, coleccionista muy conocido, recibió una carta de N.S. Iliadis, de Atenas en la que especificaba el verdadero origen y significado de la palabra filatelia. El señor Iliadis hacia saber que filatelista debe ser de origen griego, de las palabras: "Philos": amigo y “telos”: sello siendo por tanto el significado de filotelia; “amigo de los sellos”.


Creemos que el amigo Iliadis estaba más compenetrado con las raíces griegas que Herpin, pero debemos reconocer que lo que no pudieron hacer los detractores originales de la palabra filatelia, no lo vamos a poder hacer nosotros, así que ilógica o no, la palabra filatelia llegó para quedarse.

miércoles, 11 de junio de 2014

El Túnel del tiempo de la Filatelia: LA GOMA EN LOS SELLOS (parte III)

La Filatelia al Día
7 De noviembre de 1981: No 90
Por Danilo A. Mueses

Hay un principio elemental de economía a que dice que tan pronto surge una demanda por un bien o servicio, aparece alguien dispuesto a suministrarlo.

Tal ha sido el caso de la goma. Durante casi todo el pasado siglo no había mucha gente interesada en los sellos nuevos pues la mayoría de las coleccionistas preferían coleccionar los sellos usados. Los pocos que coleccionaban los sellos nuevos los pegaban con bisagras los cuales al ser removidas dejaban sobre el sello un pedazo de ellas. Así, al ir pasando un sello nuevo de mano en mano iba acumulando restos de bisagras y hoy día es posible encontrar sellos nuevos del siglo pasado con 5 ó 6 pedazos de bisagras adheridos en su reverso.

El caso es que si tratamos de remover las bisagras se va la goma. Si usamos un levantador de sellos (stamp lift) ya sea de vapor o uno de esos líquidos  removedores que han aparecido recientemente en el mercado, aunque la goma queda, salta a la vista que no está en su estado original y los puristas de hoy en día exigen que este en excelente condiciones.

Ahí es donde entra en acción el re-engomador. Comienza lavando totalmente el sello y luego usando técnicas avanzadísimas le re-engoma de nuevo dejándole con una apariencia tal que no es fácil reconocer el trabajo que sobre él se ha realizado.

Aunque el re-engomado de sellos es ilegal en los Estados Unidos (no estamos insinuando que allí  no se haga), en Europa es totalmente legal y los mejores en el ramo no dan abasto para cumplir las órdenes de cada clientela cada vez más amplia constituida por comerciantes inescrupulosos quienes a su vez deben suplir la demanda de un grupo creciente de coleccionistas que tontamente exigen una mercancía que muchas veces no existe.

Muchos de los más calificados filatelistas de E.U. y Europa han insistido en que es una tontería pagar, digamos, $ 1.000 por un sello que en su apariencia externa es exactamente igual a otro que vale $ 500 y difiere únicamente del primero en que aquel tiene su goma original sin señales den bisagras.
Y es que, volviendo a insistir en algo que ya apuntamos, los sellos son para mirarlos por el anverso.


La Philayelic  Foundation  y el Comité de Expertos de la American Philatelic Society han adoptado como política no experimentar gomas, pues no es fácil aún para un experto determinar si un sello tiene su goma original o ha sido re-engomado. La industria del re-engomado sin embargo seguirá próspera mientras haya tontos que estén dispuestos a pagar sobreprecios por “goma original”  y no es fácil que el mercado de tontos se agote pues ya decía T. Baum el ejecutivo del circo Ringling Brothers : “Cada día nace un tonto”.