miércoles, 15 de julio de 2015

El túnel del tiempo de la filatelia: Perfil de Franklin D. Roosevelt (Parte II)

La Filatelia al Día
18 De junio de 1982. No 121
Por Danilo A. Mueses

Muchos coleccionistas en nuestro país desconocen que una parte importante de la colección de Roosevelt estaba constituida por sellos de la República Dominicana. Vamos a llevarles una semblanza de esa afición por nuestros sellos.

No ha llegado hasta nosotros qué razón movió a Roosevelt a especializarse en los sellos de la República Dominicana. El escritor Ernest A. Kehr en su libro “El Apasionante Mundo de la Filatelia” nos relata sobre el escándalo que se formó en los E.U. al subastarse la parte de la colección de Roosevelt constituida por “Las colecciones formadas por orden de la Unión Soviética, por las Administraciones Postales de Francia, Suecia, Costa Rica, Haití, Polonia, Nicaragua, República Dominicana, Noruega, Mónaco, etc”.

¿Qué material era ese de la República Dominicana?
Don Enrique Alfau nos contaba que Trujillo hizo sacar del correo mucho del material allí existente principalmente pruebas y muestras y se los donó a Roosevelt. Ese material aparentemente se subastó junto al resto de su colección pues revisando el catálogo de la subasta de su colección encontramos una serie de piezas que incluyen una serie de ensayos de las emisiones de 1879, 1880, de la serie de mapita de 1990 y de la serie emitida en 1902 para conmemorar el 400 aniversario de la fundación de la ciudad de Santo Domingo.

No sabemos el destino de todas esas piezas excepto las relativas a la emisiones de 1902 las cuales fueron subastadas por el señor Juan Nadal y éste luego las regaló al ingeniero Alfau.
Las piezas fueron exhibidas por el ingeniero  Alfau en EXFILNA`79 pero recientemente éste dispuso de ellas. Vimos otra pieza dominicana “ex Roosevelt” en la colección del ingeniero Iglesias. M.
No tenemos detalles completos de todo el material de nuestro país que tenía Roosevelt en su colección pero como pieza digna de mención podríamos señalar un Scott lla bisecado en una cubierta, un Scott llc (sin inscripción abajo y arriba), un Scott Nº 29a y un 30ª  además de prácticamente todos los sellos emitidos entre 1879 y 1900 aunque se destaca que en su colección faltaban la mayoría de los sellos más escasos y costosos, notoriamente los Scott Nº 1,2, y 3, aunque sí tenía un Scott Nº 4 pero el ejemplar estaba reparado.

Sin embargo, el interés de Roosevelt por nuestros sellos fue manifiesto. Por el año 1936. El jurista Basil O`Connor quien había sido socio de Roosevelt le dijo al Presidente que su hija Sheelagh pensaba hacerse coleccionista de sellos y le pedía consejos. Roosevelt le contestó con un memorando en el cual, después de analizar las diferentes alternativas finalizaba diciendo:
“Así pues, si yo hubiera de comenzar nuevamente, elegiría o los países sudamericanos o algo así como las Colonias Francesas o las Holandesas. Sheelagh podría seleccionar un país como Cuba, Haití o la República Dominicana”.

Otro asunto en relación a Roosevelt y la República Dominicana que tal vez ustedes no sepan es que aquí se iba a emitir un sello en honor a Roosevelt. El asunto se inició en 1948 cuando Trujillo, quien siempre quiso congratularse con Roosevelt, decidió emitir una serie de sellos en honor al gran presidente fenecido, invitó a la viuda Eleanor, al país a un homenaje que le rendiría la mujer dominicana y se aprovecharía la ocasión para emitir los sellos.

La revista STAMPS, en su edición del 22 de mayo de 1948 señalaba: “La emisión de Roosevelt se venderá durante las primeras semanas de 1949 según informes extraoficiales”.


Aunque Eleonor Roosevelt ya había estado en el país en  marzo de 1934, se ha señalado que ella  nunca quiso saber de Trujillo por razones que tenían que ver son carácter disoluto y en 1948, libre del freno que le hubiera impuesto su esposo, se negó a aceptar el homenaje. Trujillo en represalia ordenó cancelar la emisión en honor a Roosevelt.

jueves, 9 de julio de 2015

El túnel del tiempo de la filatelia: Perfil de Franklin D. Roosevelt (Parte I)

La Filatelia al Día
12 de junio de 1982: No 120
Por Danilo A. Mueses

Pocos personajes han influido tanto en la promoción y desarrollo de la filatelia como lo hizo Franklin D. Roosevelt, al decimotercer presidente de los E.U.

Roosevelt no fue un filatelista clásico en el sentido que muchos podrían imaginarse. El mismo prefería decir que era un coleccionista de sellos, no un filatelista, una persona que coleccionaba por el placer que los sellos proporcionaban y disfrutaba intensamente de sus estampillas.

En cierta ocasión Roosevelt escribió: “Lo mejor del coleccionismo de sellos es que el entusiasmo que despierta en los jóvenes se incrementa con el paso de los años. Hace desaparecer el aburrimiento, aumenta nuestra visión, amplía nuestro conocimiento y, en innumerables formas, enriquece nuestra vida"

Roosevelt se inició en el coleccionismo de sellos siendo un niño de apenas siete años cuando le regalaron unos sellos de Hong Kong procedentes de la correspondencia que su abuelo había enviado desde allí. Roosevelt continuó coleccionando durante toda su vida y aunque tenía una colección general se especializaba en Hong Kong, Haití, Argentina, Venezuela, República Dominicana y algunas de las colonias británicas.

Algunos filatelista que le conocieron, como es el caso de Ernest A. Kehr, señalan que al señor Roosevelt no le preocupaba mucho la perforación de las piezas. Si tenía un espacio vacío en su álbum y el sello que conseguía no estaba en muy buenas condiciones, no tenía ningún inconveniente en colocarlo en su álbum. Sin embargo, estudiaba en detalle cada sello que recibía y se ha señalado que aún en los días aciagos de la II Guerra Mundial dedicada cada día por lo menos media hora a sus sellos lo cual le servía de terapia y, según decía su esposa Eleanor: “Obtenía un descanso absolutamente desconocido para la mayoría de las personas, esa actividad lo preparaba mejor que nada para el trabajo del día siguiente”.

Muchos podrían pensar que Roosevelt, una persona de amplios recursos económicos, hacía grandes inversiones en su colección. Sin embargo, nunca fue así. El escritor Herman Herst en su libro “Stories To Collect Stamps By” nos da una buena visión de las operaciones de compra de Roosevelt en las subastas en que éste participaba a finales de la década del 20 y a principios de la década del 30, en la casa de subasta de Maxwell Ohlman. Así por ejemplo, en una subasta que se celebró el 3 de octubre de 1928 hizo ofertas por 31 lotes y éstas oscilan entre $1.10 la más baja y $7.00 la más alta; en otra subasta celebrada el 12 de junio pujó en 13 lotes con ofertas entre $1.50 y $ 9.50 y no ganó ninguno.

La pasión de Roosevelt por la filatelia le llevó hasta diseñar uno de los sellos de E.U. Fue el sello de 16 centavos emitido en 1934 para ser usado en el servicio de Entrega de Especial Aérea y que corresponde al Scott CE-1. A la muerte de Roosevelt, entre su colección se encontró un Sketch de este sello con una nota marginal de su puño y letra señalando “Este sello fue diseñado por sí mismo. Franklin D. Roosevelt”.

La pasión de Roosevelt por la filatelia era ampliamente conocida internacional. En uno de los sellos de Mónaco emitido en 1947, se muestra al presidente con su colección de sellos (Scott N. C-16). Muchas personas, y aún gobiernos, a fin de congratularse con él le obsequiaban sellos y esos donativos formaban parte importante de su colección.


Al morir Roosevelt, su colección fue puesta a subasta a través de la Casa H.R. Harmer de New York. Aunque la colección fue valuada en $80,000 todos los coleccionistas pugnaban por tener una pieza que hubiera sido propiedad del gran presidente y eso hizo que  muchos sellos alcanzaran precios por encima de los anticipados. Al final de las cuatro versiones las ventana había alcanzado los $221.000.

miércoles, 1 de julio de 2015

El túnel del tiempo de la filatelia: Los Cupones Internacionales de Respuestas (Parte II)

La Filatelia al Día
5 de junio de 1982: No 119
Por Danilo A.Mueses

Los cupones, tal como les señalábamos la pasada semana. Son parte importante del sistema postal internacional, pues permite a los nacionales de un país el envío de pequeñas sumas destinadas al pago de sellos lo cual en algunos países se hace sumamente difícil por las restricciones cambiarias existentes.

Antes del dislocamiento de los precios del oro, el patrón de pago de las deudas contraídas como consecuencia del uso de los cupones se pagaban en francos-oro que era el equivalente a 10/31 de un gramo de oro con fineza de 0.900.

Naturalmente que en la actualidad con el oro a unos $340 la onza troy, un franco- equivaldría a unos $4.00 y deben estar adoptando otro patrón de canje.

Señalábamos que en nuestro país los cupones se compran y se venden a 13 centavos pero en otros países son más caros y en otros más baratos. Estos precios han cambiado a través de los tiempos. Como el cupón es canjeable por “los sellos que representen el franqueo de una carta ordinaria expedida al extranjero por vía de superficie” y las tarifas varían grandemente de un país a otro, habría teóricamente margen para obtener pingües beneficios con los cupones.

Aprovechando ese hecho por los años de 1918-1920 se produjo en Estados Unidos una de las grandes estafas que se han producido en ese país. Veamos los hechos.

Para esa época, enviar una carta al extranjero por vía de superficie costaba en E.U. 5 centavos; por tanto los cupones se vendían a ese precio. En España, en cambio, sólo costaba el equivalente a 1 centavo de dólar, y eso mismo costaba un cupón. Por tanto, usted podía por un dólar comprar 100 cupones en España y llevarlos a Estados Unidos donde podía canjearlos por $5.00 en sellos y ganarse $4.00.

Charles Ponzi era un inmigrante italiano que trabajo en la sección de despacho de correspondencia de una casa exportadora de Boston. Dándose cuenta del potencial que contenían los cupones, Ponzi indujo a dos compañeros de oficina a darle $250 prometiéndoles que en 45 días les daría $375 en base a las ganancias de los cupones.

El asunto sin embargo, ni siquiera llegó a iniciarse, pues una vez empezado el negocio, Ponzi contrató agentes a comisión y descubrió que era más sencillo pagarles a los primeros con el dinero de los últimos incautos (algo así como las cadenas que se pusieron de moda aquí hacen dos o tres años). Como cada día más gente se inscribían e la cadena de los cupones, a Ponzi nunca le faltaba dinero para irle pagando aquellos a quienes se le cumplían los 45 días.

Se dice que en sus mejores tiempos, Ponzi llegó a recoger $250,000 por día. Cuando al final estalló el escándalo, se estima que había estafado por más de $15 millones de dólares.
Ponzi fue sometido a juicio y condenado a 10 años de cárcel al final de los cuales fue depositado a su nativa Italia.


Pero amigos, aunque no les recomiendo incursionar en el campo de los Cupones Internacional de Respuestas, el potencial existe. Aquí conseguimos un cupón por 13 centavos y si lo llevamos a E.U. nos dan 26 centavos en sellos por uno. Sin embargo, siempre existe el peligro de terminar como Charlis Ponzi.