miércoles, 29 de marzo de 2017

EL Túnel del tiempo de la Filatelia: Conozca los Métodos de Impresión (Parte I)

El Caribe
16 de Julio de 1983
PAG. 23
No. 174

Por Danilo Mueses

Mucha gente que se inicia en el coleccionismo de sellos se encuentra con que el catálogo le dice que tal o cual sello fue impreso por tipografía y se pregunta el significado de la expresión. El asunto de conocer el método de impresión de un sello, además de las connotaciones culturales, puede ser vital en ciertos sellos. Veamos un caso.

En 1872 Egipto emitió un sello de 20 paras color azul imperforado (Scott 21 e) impreso por tipografía que el catálogo de 1978 valora en $17.50. Ese mismo año, se emitió el mismo sello litografiado (Scott 21 p) que cotiza $70. Con diferencias como esas se comprende claramente lo importante que puede ser, poder identificar positivamente el método de impresión utilizado en la impresión de un sello.

Otra utilidad práctica de conocer los métodos de impresión es en la detección de falsificaciones. Hay sellos impresos por grabado que han sido falsificados. Como la impresión por grabado es prácticamente infalsificable, el falsificador recurre a métodos más elementales como son la litografía y la tipografía. Aquel que sabe que un sello fue impreso por grabado, se ve una copia litografiada no tiene que hacer mayores investigaciones para reconocer en el sello una falsificación.

Desde que se emitió el primer sello, prácticamente todos los métodos de impresión usados en las artes gráficas se han usado en la impresión de sellos. Vamos sin embargo a limitarnos a los más comunes que son el Intaglio o Grabado, la tipografía y la litografía.
Vamos a describirlos en detalle.

Intaglio o Grabado
Dice el gran grabador español José Sánchez Toda en su libro “El Arte de Grabar el Sello” que no se debe llamar sello grabado al impreso por intaglio o calcografía pues tal grabado puede ser un sello obtenido por impresión calcográfica como por impresión tipográfica o litográfica. Sin embargo, la palaba grabado se ha impuesto, y vamos a usarla, aunque reconociéndole validez plena al planteamiento hecho por Sánchez Toda.

En los ellos grabados, el diseño del sello se corta sobre una plancha metálica y las líneas del diseño están representados por zanjas diminutas.

Antes de imprimir el sello, la tinta se forza hacia las zanjas. El papel en el cual se van a imprimir los sellos, generalmente humedecido (aunque algunos impresos están usando ahora un proceso en seco), se forza contra la plancha grabada hasta entrar en las ranuras que representan el diseño, las cuales están llenas de tinta. La tinta es absorbida por el papel, sobre el cual sobresale en forma de caballones pequeñísimos, aunque visibles en muchos casos a simple vista, cuando el sello se coloca de borde entre el observador y la luz, y con frecuencia se sienten al pasar el dedo sobre el sello.

Entre los sellos dominicanos impresos por grabado están los Scott 88/95, la serie de Meriño (266/276) y la seria Pro-Archivo (310/322) entre otros.

Se emite Sello en el Centenario de la Alianza Francesa
El pasado 31 d marzo se emitió un sello aéreo de 0.33 al cumplirse el primer centenario de la Alianza Francesa.
La emisión consta de 100,000 sellos de 30x40 mm impresos por offset en la Litografía Ferrúa. Están perforados 13 ½ y se imprimieron en hojas de 50 sellos.
El diseño es obra del dibujante Nelson Dávila.

Fueron autorizados por Decreto No. 902 de 22 de marzo de 1983.


domingo, 26 de marzo de 2017

EL Túnel del Tiempo de la Filatelia: Grandes Pérdidas


El Caribe
25 de Julio del 1983
Danilo Mueses
Pag 23

El valor de los sellos aumenta cada año. La razón principal de ese aumento de los precios es el proceso natural de la inflación y el aumento en el número de coleccionistas que pugnan por una cantidad fija de ellos. Esto, como es natural, hace que los precios suban.
Hay, sin embargo, una causa que, aunque no tiene demasiada significación, contribuye en algo al aumento de los precios y es la desaparición de ejemplares como consecuencia de incendios, daños causados por malos tratos, accidentes, etc. La mayoría de esas pérdidas se producen en forma anónima y el público no se llega a dar cuenta. Solo en circunstancias excepcionales la noticia llega al público como fue el caso del coleccionista alemán que al perder su colección en un incendió se suicidó pues no pudo soportar la pérdida de sus preciados sellos.
Hay sin embargo ocasiones en que las pérdidas afectan a piezas consideradas como clásicas y la noticia se difunde a través de los medios noticiosos, De esas pérdidas hablaremos hoy.
Entre los sellos más famosos del punto están los “Post Offfice: de Mauricio”. Los sellos son excepcionalmente escasos y solo se conocen 14 copias del sello de 1d y 12 del sello de 2d.
Pocos han sido dichosos que han encontrado uno de estos sellos. Hay, sin embargo, dos personas que tuvieron la fortuna de encontrar sendos ejemplares y luego los perdieron.
El primero de ellos, de nombre Noirel, vivía en la isla de Mauricio y buscando entre viejos papeles tuvo la suerte de encontrar dos ejemplares del sello de 1d. Sabiendo de un amigo que estaba interesado en esos sellos, se los ofreció. El amigo, no obstante, solo de interesó en un ejemplar por lo cual Noirel guardó el otro en el bolsillo de su saco. Días mas tarde otro coleccionista que supo de su dicha, se le acercó ofreciendo comprarle el otro ejemplar. Noirel fue apresuradamente a su casa a buscar el sello. Preguntó a su esposa por el saco y para su consternación, esta le avisó que lo había enviado a la tintorería. Demás está decirles que cuando Noirel busco en el bolsillo de su saco allí no había ni trazas del sello.
Otros dos ejemplares perdidos para siempre fueron los que un turista norteamericano de nombre Bratt, compró en un bazar de un pequeño puerto de la India. Allí pudo encontrar 2 sellos, uno de 1d y el otro de 2d. Por razones de seguridad los colocó ambos en la tapa posterior de su reloj de bolsillo. En la noche, un ladrón entró en su habitación y le robó el reloj.
Bratt de inmediato dio parte a la policía y ofreció una buena recompensa por la captura del ladrón. La siguiente mañana la policía atrapó el caco mientras este trataba de vender el reloj. La alegría de Bratt duró poco porque para consternación suya descubrió que los sellos habían desaparecido. Al preguntarle al ladrón por los sellos, este respondió: “¿usted pregunta por esos papelitos? Yo los tiré al fuego para borrar cualquier rastro.
Otro famoso sello desaparecido fue uno de los cuatro ejemplares conocidos del dos reales azul de 1850 de España. Este es, como mucho, el sello más escaso de España. Como uno de esos cuatros ejemplares está en la colección Tapling que atesora el museo británico, de hecho, sólo existían tres sellos en el mercado. Durante la Guerra Civil Española de 1936, el único ejemplar de este sello existente en España, desapareció. ¿Reaparecerá? Nadie lo sabe, pero desde entonces no se ha vuelto

sábado, 18 de marzo de 2017

El Túnel del Tiempo de la Filatelia: Matasellos (Parte I)

El Caribe
2 de Julio de 1983
Pag. 23
No. 172
Por Danilo Mueses

El coleccionismo de sellos ha ido evolucionando y lo que hoy se colecciona y vuelve loco a la gente podría ser algo que nadie miraba o le interesaba 30 o 40 años atrás; y ni que decir de hace un siglo.

Hoy en día, uno de los aspectos del coleccionismo de sellos que más llama la atención son los matasellos, pero aun estos han sido considerados a lo largo del tiemplo bajo diferentes perspectivas.

Originalmente la gente prefería los sellos sin cancelar. Así fue durante muchos años hasta que hizo su aparición ominosa el falsificador y la gente comenzó a exigir que los sellos estuvieran cancelados pues se consideraba que la cancelación era ya una prueba de que el sello había pasado por el correo y que por tanto era legítimo. Los coleccionistas de esa época (último cuarto del pasado siglo y comienzos del actual) en su ingenuidad, no comprendían que, quien tiene la habilidad para falsificar un sello, no se va a intimidar ante las dificultades de un matasello.

Eso no fue sin embargo óbice para que muchos coleccionistas exigieran que los sellos estuvieran cancelados y, como es natural, estos eran complacidos por los comerciantes inescrupulosos quienes en su desparpajo llegaban algunas veces hasta el extremo de avisar que esas cancelaciones eran aplicadas por ellos en sus tiendas. Así, por ejemplo, la mayoría de los sellos dominicanos de la emisión de 1800-81 que aparecen cancelados, estas cancelaciones son falsas. Esto puede apreciarse en el hecho de que el falsificador de los matasellos, en su ignorancia de la costumbre local, dispuso las fechas en la siguiente forma “Jun-12-82” que es la forma usual en Estados Unidos, en vez de “12-Jun-82” que era y sigue siendo lo usual en este país.

Para esa época había dos tendencias principales. La primera consideraba que el matasello debía estar ubicado en una esquina (preferiblemente en la inferior izquierda del sello) mientras que otro grupo exigía un matasello nítido y perfectamente centrado, el llamado “socked on the nose” que vendría a ser algo así como “golpeado en la nariz”. El notable coleccionista norteamericano Theodore E. Steinway era aficionado a este tipo de sellos y llego a formar una colección notable con sellos matasellados en esa forma.
Pasada la sicosis de los sellos falsos, la gente volvió a los sellos sin cancelar y el sello matasellado perdió todo su atractivo porque la gente exigía que los sellos estuvieran lo más cerca posible de su condición en el momento de ser emitidos.

En la actualidad, aunque no podría decirse que los sellos in cancelar hayan perdido el favor de los coleccionistas, la rueda ha vuelto a girar 180 grados y los matasellos son buscados ávidamente por legiones de filatelistas en todo el mundo. La razón de ese renacer del interés en los matasellos es consecuencia del auge del coleccionismo de “historia postal” ósea de los sobres completos.

De eso sin embargo hablaremos la próxima semana.