lunes, 28 de mayo de 2012

El Túnel Del Tiempo: La Historia de los primeros sellos de Mauricio (Parte II)

Publicado en el periódico El Caribe, 1 de noviembre 1980, Pág. 31
La Filatelia al Día
Por Danilo Mueses

Joyas filatélicas con la fama de la “Post Office” de Mauricio llevan aparejada multitud de episodios de hondo contenido humano, de alegrías y frustraciones. Ya en nuestra columna del 6 de septiembre les narramos la historia de cómo J. Bonar encontró un fabuloso ejemplar de 2 peniques de esta emisión en un viejo álbum que tenía olvidado en una gaveta desde que era un niño, y el cual pudo vender en $7,250, que para esa época era el precio más alto que jamás se había pagado por un sello.

Vamos a contarles otras historias relacionadas con estos sellos.

Para 1868, un residente en la isla de nombre M. Noirel, buscando entre viejos papeles encontró dos sellos de 1p. De esta emisión. Con sus sellos se dirigió donde un amigo que sabía coleccionaba sellos y se los ofreció en venta. Al amigo, sin embargo, solo le interesaba uno y Noirel puso el otro sello en el bolsillo de su saco.

Unos días más tarde se encontró con otro coleccionista, hasta el cual había llegado la noticia de su hallazgo y quien le ofreció comprarle el otro ejemplar. Noirel se encamino a su casa a buscar el sello que estaba en el bolsillo del saco que había dejado en el armario; sin embargo, no estaba allí: su mujer lo había mandado a lavar y en el bolsillo no había ni trazas de su valioso sello.

De esto se puede sacar valiosas enseñanzas: nunca deje sellos en el bolsillo de su saco.

A otro coleccionista le pasó aun peor. Su nombre era Bratt y estaba de turista en un pequeño puerto del sur de la India donde un amigo llamado Walker, quien tenía una plantación de té en la región.

Un día de fiesta fueron al mercado de la villa a preguntarle a los nativos si tenían sellos viejos a la venta. De inmediato se vieron inundados de ofertas entre las cuales había uno de 1p. y uno de 2p de los “Post Office” de Mauricio que compraron de inmediato.

Por seguridad Bratt puso los sellos en la parte de atrás de su reloj de bolsillo y se fue a la cama. Durante la noche un ladrón se metido a la habitación y se robó el reloj. En la mañana al darse cuenta del robo informaron a la policía la cual no tardó en atrapar al ladrón tratando de vender el reloj.

La alegría de recuperar el reloj les duró poco pues cuando abrieron el reloj se dieron cuenta de que los sellos habían desaparecido. Al preguntarle al ladrón por los sellos este respondió: “ ¿Ustedes están hablando de esos pedacitos sucios de papel? Bueno, yo los tiré al fuego a fin de destruir cualquier indicio”. No había nada que hacer como no fuera echarse a llorar.

La fascinación que han ejercido estos sellos ha golpeado con fuerza a gran cantidad de coleccionistas. Muy pocos, sin embargo han podido llegar a poseerlos y cada día será más difícil que alguien que pueda llamarse un coleccionista neto, pueda darse el lujo de poseer un ejemplar.

Para 1891, de los 26 ejemplares que se sabe que existen, solo se conocían 19 y había gente capaz de cualquier cosa por obtener una copia. Eso hizo que en un número de ese año del periódico “Vanity Fair” apareciera el siguiente anuncio:

“Coleccionista de sellos con una colección de 12,544 sellos está interesado en casarse con una dama que sea una coleccionista apasionada y posea un ejemplar del sello de 2p. Emitido en Mauricio en 1847”

En aquella época un ejemplar de del sello de 2p. Podía conseguirse por $1000, una suma que aunque importante nos luce un precio muy bajo para que una persona sacrifique su soltería pues, aunque el fulano no consiguió su dama con el “Mauricio Azul”. Nos preguntamos: ¿Y si hubiera respondido una “jamona” con un “Mauricio” falso y el coleccionista se hubiera venido a dar cuenta cuando ya estuviera casado?

lunes, 21 de mayo de 2012

Preguntas interesantes de Filatelia


Publicado en el periódico  El Caribe, 25 de octubre  1980, Pág. 31
La Filatelia al Día
                                                   
En la columna de Filatelia de aquella época los lectores enviaban cartas al Ing. Mueses haciendole preguntas Incluyo aquí una sección de algunas que le hizo una lectora... y las respuestas.

Contestando a nuestros lectores

Grecia Valentín, de Los Alcarrizos nos hace varias preguntas que trataremos de contestar.

1- ¿Cómo se llamó el primer coleccionista dominicano que fundó una sociedad en 1885?
R- El presidente de la Sociedad Filatélica de Santo Domingo fundada en 1885, fue el señor Amadeo   Rodríguez. No sabemos si él fue el primer coleccionista de sellos dominicanos.

2- ¿Qué día, mes y año la Real Academia Española aceptó la palabra “Filatelia”?

R- El 22 de febrero de 1922.

3- ¿En qué país de Europa se fundó la primera sociedad filatélica y en qué año?

R- Fue la “Societe Philatelique de Paris” y fue fundada en Francia en 1864?

4- ¿Cuál fue el primer sello de la R.D., en qué fecha se emitió y que motivo tiene? 

R- Se emitió el 19 de octubre de 1865 y muestra el escudo nacional.

lunes, 14 de mayo de 2012

El Tunel del Tiempo de la Filatelia: La Historia de los Primeros sellos de Mauricio (Parte I)

Publicado en el periódico El Caribe, 25 de octubre 1980, Pág. 31

La Filatelia al Día

Por Danilo Mueses

Pocos sellos han cautivado más imaginación que los dos primeros emitidos por Mauricio, una pequeña isla de 1865 Km2 y 900,000 habitantes situada en el Océano Indico, a 600 Kilómetros de Madagascar y a más de 1700 Kilómetros de la tierra firme más cercana.

En 1846 solo Inglaterra, Brasil y algunos de los cantones suizos habían emitido sellos. El 7 de diciembre de ese año, sin embargo, el Consejo Legislativo de la isla pasó una ordenanza estableciendo una tasa interna de 1 penique para las cartas con un peso de ½ onza a ser entregadas dentro de los límites de la ciudad y 2 peniques para las cartas con el mismo peso a ser entregadas en el interior del país.

A pesar de la disposición legislativa estableciendo la tarifa, en la isla no había sellos de correos. Dado lo precaria de las comunicaciones con la metrópoli, no podía pensarse en mandar a imprimir los sellos a Inglaterra. En consecuencia, el administrador de Correos recurrió a J. Barnard, un relojero medio ciego residente en Port Louis quien era la única persona en la isla con algún conocimiento de la técnica del grabado y capaz de confeccionar las planchas de impresión.

Barnard sometió un presupuesto de 10 libras esterlinas por grabar la plancha y 10 chelines por cada millar de sellos que imprimiese. Aunque el presupuesto fue presentado el 12 de noviembre de 1846, no fue hasta mayo 1847 que Barnard recibió la orden de imprimir los sellos.

Barnard grabó ambos sellos en una pequeña plancha de cobre de 3 ¼ x 2 ½ pulgadas y en ella se muestra el perfil de la reina Victoria. En la parte superior del retrato lleva las inscripción “POSTAGE” y en la inferior el valor (ONE PENNY O TWO PENCE).

Se dice que cuando Barnard iba a grabar la inscripción del lado izquierdo del sello no pudo recordar lo que le había indicado el administrador de correos y cuando se dirigía a la oficina a preguntarle vio el letrero sobre la puerta y que decía “POST OFFICE” o sea “Oficina de Correos” y decidió ponerle esa inscripción en vez de “POST PAID” (Franqueo pago) que era lo que se le había ordenado poner.

En el lado derecho los sellos llevan el nombre del país “Mauritius”

Se ordenó la impresión de 500 sellos de cada valor, los de 1 penique en rojo naranja y el de 2 peniques en azul pero Barnard solo imprimió 350 de cada valor.

El 30 de septiembre, Lady Gomm, la esposa del Gobernador de la isla daba una fiesta en la casa del Gobierno y deseaba que las invitaciones estuvieran franqueadas con los nuevos sellos. Eso hizo que requiriera que los sellos fueran entregados de inmediato. Fue así como los sellos se pusieron a la venta el 20 de septiembre de 1847.

A pesar de que los sellos se emitieron en el 1847, su presencia fue ignorada por los coleccionistas durante casi 20 años pues no fueron descubiertos hasta 1864 cuando Madame Borchard, la esposa de un comerciante de Burdeos, descubrió un sello de 1 penique y otro de 2 peniques. Desde entonces, solo se han encontrado 14 ejemplares del de 1 penique y 12 de los 2 peniques.

De esos 26 sellos 9 están en sus cubiertas originales y 2 de esas cubiertas tienen 2 sellos cada una. Uno de estos sobres con 2 sellos de 1 penique fue vendido hace unos años por $380,000, el precio más alto jamás pagado por un sobre.

De las 26 copias conocidas, ocho están en museos lo cual deja únicamente 18 copias en el mercado, motivo que ha hecho que estén valoradas en la actualidad a $250,000 cada uno.

lunes, 7 de mayo de 2012

El Túnel Del Tiempo: ¿Qué coleccionar?


Publicado en el periódico El Caribe, 18 de octubre 1980, Pág. 31 
La Filatelia al Día
Por Danilo Mueses

Muy pocas personas cuando se inician en el coleccionismo de sellos tienen un plan definido sobre qué van a coleccionar y en qué forma van a hacerlo.

Ha sido norma de todos aquellos que han hablado o escrito sobre el tema, responder al planteamiento diciendo: coleccione lo que usted quiera y como le dé la gana.

En realidad esa es una de las grandes ventajas de la filatelia: nadie pone reglas y usted puede orientar su colección según su gusto y si ello le produce placer y la filatelia es para usted un pasatiempo, qué objeción podemos hacer a que usted tome un camino que se aparte de lo ortodoxo.

Así las cosas ¿que podríamos decir en un artículo que hemos titulado “ ¿Qué coleccionar”? Pues bien, creemos que aun en medio de todo podríamos dar algunas sugerencias que no pretendemos que sean normas, sino más bien orientaciones que harán más placenteras las horas que dedique a sus sellos. El coleccionismo de sellos ha tomado tres grandes vertientes que son: colecciones generales, colecciones especializadas y colecciones temáticas.

Las colecciones generales son aquellas en que se pretenden reunir todos los sellos que se han emitido en el mundo. Como ya se han emitido más de 200,000 sellos, hacer una colección general y mantenerla al día puede ser una tarea imposible. Sin embargo debemos aclarar que después de estar abandonadas en los últimos 30 o 40 años por la mayoría de los coleccionistas serios, alguna gente está volviendo a las colecciones generales, porque ¿Quién ha dicho que la colecciones solo producen placer cuando se completan? Así que mucha gente tienen sus colecciones generales y aunque la posibilidad de completar no sea más que un camino hacia allá donde nace el arco iris, sigue acumulando sellos y disfrutando de ellos.

Otro tipo de colecciones son las especializadas. En general están dedicadas a un país o grupo de países reducidos. Los coleccionistas especializados buscan variedades, errores, pruebas, etc., y dado el hecho de que están limitados a uno o a pocos países, en esta época de sellos con precios astronómicos tienen mucha mayor posibilidad de completar su colección aunque debemos señalar que en filatelia la palabra completo no existe habrá un error o variedad no conocida, que falta en la colección.

Finalmente, llegamos a las colecciones temáticas en las cuales se coleccionan sellos relacionados con un motivo o tema. Así podríamos coleccionar sellos de aves, barcos, trenes, medicina, mapas, etc. En este tipo de colección, más que en cualquier otra, el coleccionista tiene plena libertad de orientar su colección según sus gustos y predilecciones. Podríamos decir que no hay en el mundo dos colecciones temáticas iguales.

Ahora bien, ¿Cómo debería empezar su colección?

Sin querer ser dogmáticos en este asunto, creemos que todo coleccionista debería empezar con una colección general. No tiene que ser necesariamente una colección muy pretenciosa, pero una colección general es la mejor escuela. A través de ellas el coleccionista toma contacto con los diferentes tipos de papel, de impresiones, perforaciones, filigranas, en fin, con todo ese amplio mundo constituido por la gama de emisiones que desde 1840 ha deleitado a millones de aficionados en todos los rincones del globo.

Una vez que usted haya pasado por esa escuela estará listo para tomar uno de los dos grandes caminos, que son el coleccionismo especializado y el temático.

Otro punto importante es decidir si coleccionamos sellos nuevos o usados.

Hay en la actualidad dos movimientos que se están tornando divergentes. Por un lado está el grupo que exige que los sellos sean nuevos, con goma y sin señal de bisagras, y por otro lado, hay un grupo que está ganando adeptos y que está volviendo a los sellos usados. No queremos pontificar en este punto, pero sinceramente en nuestro país, con un porcentaje de humedad que se mantiene siempre por encima de un 75 por ciento, nadie debería coleccionar sellos nuevos. Y decimos esto con conocimiento de causa: coleccionamos sellos nuevos.