jueves, 21 de febrero de 2013

Tunel del Tiempo de La Filatelia: Bogus: Un sello para engañar


La Filatelia al Día
21 de Febrero 1981   No. 53
Por Danilo A. Mueses
Bogus : Un sello para engañar

Muchas veces los coleccionistas noveles se encuentran con un sello que por más  que lo buscan en el catálogo no logran averiguar el país que lo  emitió  y en  caso de que logre determinar a qué país pertenece no consigue encontrarlo en la parte del catálogo  correspondiente  a ese país.

Es posible que en ese caso el coleccionista se encuentre frente  a lo que los filatelista  llaman un bogus .
En español se  suele usar  la palabra bogus por no existir en nuestro idioma  una palabra equivalente. Los diccionarios inglés-español dicen: “bogus: falso, espurio”. El asunto es que un bogus no es un sello falso, ni espurio sino más bien podríamos definirlo como un sello  que  puede haber sido atribuido  a un país real o imaginario y que ha sido producido por una persona o entidad no oficial, con el único propósito de defraudar a los coleccionistas de sellos.

Casi desde el inicio del coleccionismo de sellos, se comenzaron a emitir sellos bogus. Los  primeros  de ellos fueron producidos para satisfacer la demanda creciente de sellos de países  que empezaban a emitir sellos. Así  por ejemplo, uno  de los primeros bogus  que apareció  en el  mundo fue el producido por la famosa banda de falsificadores conocida como “la pandilla  de Boston”, la cual  emitió un sello de dos reales como el  escudo dominicano  y  que fue atribuido a este país .

El sello fue producido  en 1867 y para ese año en este país se había emitido a lo sumo unos 6 sellos y dado el atraso en que vivía el país, los mismos, al igual que ahora, eran muy escasos. Como era difícil conseguir los sellos reales, Chute Taylor y Nutler, los integrantes de la pandilla, produjeron ese sello que fue comprado en Estados Unidos y Europa como si fuera real. La  treta, sin embargo, no tardó en ser descubierta y sus autores desenmascarados por la prensa  filatélica de la época.

Ese sin embargo no fue un caso aislado y no fueron pocos los bogus producidos en el pasado  siglo para consumo de una masa de filatelistas cada vez más ávida de nuevas emisiones.

Parecería que en esta época, con el alud de nuevas emisiones que por todas parte nos invade y que ha puesto millares de sellos al alcance de cualquier coleccionista, no debería haber lugar para nuevos bogus. Sin embargo, parece que P.T. Barnum, el famoso humorista norteamericano del circo Ringling Bros and Barmum tenía razón cuando dijo que “cada día nace un tonto”. Últimamente hemos visto cantidades crecientes de bogus que se han convertido en un azote para los coleccionistas inexpertos que sucumben ante el encanto de sus policromas figuras.

Y el descaro de los productores de estos “sellos “ ha llegado a tal extremo que el nombre de uno  de los supuestos países es “Staffa”.

Otros “países “ que han servido de excusa para engañar incautos han sido la llamada Republik  Maluku Selatan cuyos sellos muestran un mapa de Indonesia y al general Douglas Mcarthur, y unos sellos atribuidos al gobierno de Albania en el exilio con la inscripción  SHOIPNIJA y mostrando a Roosevelt, Churchill y al obispo Gjergji Kastrioti. Sin embargo la lista es interminable y de seguro que seguirá.    

jueves, 7 de febrero de 2013

El Túnel del tiempo de la filatelia: Traiciones, estratagemas y despojos (Parte 1)



Publicado en el periódico El Caribe, 24 de enero del 1981. Pag 31.
La Filatelia al Día
Por Danilo Mueses

Traiciones, estratagemas y despojos ( parte 1 )

Les voy a plagiar el título a un capítulo del apasionante libro de Alvin F.Harlow titulado “Entretelones de la Filatelia” aunque cabe señalar que el tema de este artículo no guarda relación alguna con lo tratado en el capítulo del libro Harlow.

Vamos a relatarles algunas anécdotas relacionadas con coleccionismo de sellos y que demuestra cuán apasionante puede llegar a ser la filatelia y hasta qué extremos han llegado algunas personas en su afán por obtener los sellos que les hacen falta.

Ya en nuestra columna del 19 de abril del pasado año les relatamos la historia de cómo Gastón Leroux, un notable coleccionista francés fue muerto por su amigo Héctor Giroux cuando este se negó a venderle un sello “misionero” de Hawái de 2 centavos que le faltaba en su colección.

Vamos a relatarle otras historias igualmente apasionantes.

Un francés de nombre Lefouineur, quien era un coleccionista apasionado, alquiló una casa de campo situada en el pequeño poblado de Plessis – Mochard y que había pertenecido a un viejo notario, con la esperanza de poder descubrir en ella sellos antiguos y valiosos.

Poco después de haberse mudado se encontró su cadáver metido de cabeza en un gran baúl que había en el desván de la casa. La policía investigó, pero no pudo aclarar el misterio, poco después con el auxilio de los familiares y conociendo sus aficiones se logró reconstruir el hecho.

Lefouineur, tan pronto como entró en la casa, subió al desván donde se encontró con un gigantesco cofre de madera tapa combada. Inmediatamente se lanzó a ver lo que contenía y se inclinó cuanto pudo para rebuscar entre el montón de papeles que había en el cofre.

Parece que estando en esa posición le acometido un sincope cardiaco al descubrir entre los viejos papeles una valiosa carta con un bloque de cuatro sellos del famoso sello rojo claro de 1 franco emitido por Francia en 1849 cuyo valor hoy en día es de unos $40.000.00. Acaso la sorpresa, demasiado jubilosa, fue lo que paralizó su corazón opinó el médico, puesto que entre sus manos se encontró la valiosa pieza.

Entonces cayó dentro del cofre, y la pesada tapa que había dejado apoyada en la pared, con el golpe se cerró sobre él, y antes de que recobrase el sentido, le sobrevino la muerte por asfixia.

El caso del ladrón que cambio una emisión.

Los sellos de 20 chelines emitidos por Costa de Oro, una colonia inglesa situada en la cosa Occidental de África, en 1889, fueron verde y rojo.

En 1893 se descubrió que una gran cantidad de sellos habían sido robados, lo cual decidió a las autoridades postales inglesas a emitir nuevamente los sellos en color violeta y negro desmonetizando la emisión anterior.

El robo fue cometido por un mensajero de la oficina de correos de Accra entre cuyos deberes estaban barrer la oficina y la caja de seguridad. El mensajero removía cada vez del paquete, un bloque de 20 sellos de 20 peniques, y los tiraba en el cesto de los papeles. Luego retiraba los sellos junto a la basura.

Cuando se descubrió el robo, el culpable fue arrestado y condenado a cinco años de prisión. Aunque gran parte de los sellos fueron recuperados se decidió de todos modos desmonetizar los sellos.