miércoles, 30 de agosto de 2017

El Túnel del Tiempo de la Filatelia: Los Sellos de Perot (Parte II)

El Caribe 29 de Octubre 1983, Pag 23
La Filatelia Al Dia
Danilo Mueses


Los Sellos de Perot son la quinta esencia de lo que en nuestro pasado artículo llamamos “Primitivos”; apenas un matasello que lleva en su parte superior la palabra Hamilton, en la parte inferior “Bermuda” y el año en el centro. Tal como ya apuntamos, tienen manuscrito “one penny” y la firma de Perot.

Los sellos al igual que algunos otros primitivos (“misioneros” de Hawaii; “post office” de Mauricio, etc.) no fueron conocidos en el mundo filatélicos hasta casi cincuenta años después de haberse emitido. Esto se debió mayormente a su carácter local ya que los sellos no se usaban para correspondencia de la isla dirigida hacia el exterior.

No fue hasta 1897 cuando un coleccionista de Bermuda envió un ejemplar con el año “1854” a una subasta celebrada en Londres. Como el sello estaba matasellado (como no lo están todos los ejemplares conocidos) el sello fue recibido con suspicacia.

Debieron transcurrir otros nueve meses antes de que un joven inglés que apenas hacia unas semanas que había salido de Bermuda, encontrara otro ejemplar. El joven estaba revisando viejos papeles que había en una gaveta de la oficina donde trabajaba, cuando encontró una carta con un sello pegado. Trató de vendérselo a un coleccionista amigo quien sólo le ofreció unos pocos chelines, por lo cual rehusó la oferta.

Le envió entonces el sello a su padre quien vivía en Londres y aunque no se sabe en cuanto fue vendido, cuando el comprador lo vendió 12 años más tarde a David Field, un conocido filatelista alcanzó las 150 libras esterlinas.

A pesar de esos hallazgos, los sellos seguían bajo sospecha y el mayor Evans, uno de los filatelistas más prominentes de la época, apuntaba que los sellos no habían sido emitidos de buena fe. Señalaba en apoyo de su posición el hecho de que, aunque había residido varios años en Bermuda y durante largo tiempo había colocado avisos en el periódico local manifestando su interés en comprar sellos antiguos de la isla, nunca le habían ofrecido alguno de estos sellos.

El artículo de Evans recibió considerable publicidad y personas que habían conocido a Perot recordaban los sellos y así se lo manifestaron a Evans, iniciándose una investigación más afondo, que permitió aclarar toda la historia de los sellos y aceptándose finalmente la genuinidad de los mismos.

Solo se conocen sellos con los años 1848,1849,1853,1854 y 1856.


Los sellos siguen siendo una de las grandes gemas de la filatelia y hasta la fecha solo se han encontrado once ejemplares de los cuales, tres reposan en la colección real en el palacio de Buckinghan.

domingo, 27 de agosto de 2017

El Túnel del Tiempo de la Filatelia: Los Sellos de Perot (Parte 1)

El Caribe 22 de Octubre del 1983
Pag 23
La Filatelia al Dia
Danilo Mueses


En Inglaterra se suelen llamar “Primitivos” a los primeros sellos emitidos en muchos países antes de 1860, que por la crudeza de los métodos de grabado y de impresión usados, remedan el arte primitivo característico del hombre asomando apenas del umbral de las cavernas.

Ejemplo clásico de “primitivos” fueron los sellos emitidos por Bermuda entre 1848 y 1862 cuya historia ya clásica nos servirá de tema a esta y la próxima semana.

El archipiélago de Bermudas (o Bermuda por su nombre en inglés) está integrado por 360 islas localizadas en el Atlántico en la latitud 32° 20’ N y 64° 21’ longitud O. Están a unos 935 kilómetros al este de cabo Háteras de los E.U. de las islas, sólo unas 20 están habitadas, siendo su población de unos 60,000 habitantes. Su capital es Hamilton. El archipiélago fue descubierto por el navegante español Juan Bermúdez en 1522 y fueron ocupadas por Inglaterra un siglo más tarde en 1622. El grupo de islas alcanzó autonomía en 1868.

William B. Perot fue nombrado como administrador de correos de correos de Hamilton en 1818. Eran épocas en que el franqueo lo pagaba el destinatario y las funciones de Perot se limitaban a despachar la poca correspondencia que salía o llegaba a la isla. En 1846 la legislatura de la isla pasó un acta haciendo obligatorio el pago previo al franqueo. La misma acta estableció que el administrador de correos recibiría un estipendio de 70 libras esterlinas por año pudiendo además quedarse con el producto de lo que pudiera recaudar por concepto de la correspondencia despachada internamente.

Para esa época, sin embargo, ya Perot estaba medio enfermo y cansado y prefería pasar el día cuidando sus flores. Estaba por otro lado el hecho de que el movimiento de correspondencia de la isla no era tan intenso para justificar que se pasara el día esperando a los escasos ciudadanos que pudieran requerir de sus servicios. En vista de esta situación, Perot persuadió a su amigo y vecino J.B. Heyl, un norteamericano propietario de una farmacia, de que le llamara cuando se presentara alguien que requiriera sus servicios lo cual le permitía seguir atendiendo a sus flores en la forma más despreocupada.

Para resolver el problema de aquellos que preferían depositar sus cartas cada noche, Perot colocó frente a su casa una caja en la cual el público podía depositar sus cartas y un penique por cada carta. Era un asunto de confianza.

El problema comenzó cuando Perot comenzó a encontrar más cartas que peniques. Como lo que Perot recaudaba era para él, no es de extrañar que se sintiera disgustado y tratara de ingeniarse un medio para evitar que tal cosa siguiera ocurriendo y consultó a su amigo Heyl.

Heyl quien había visto algunos de los estafeteros ya en uso en los estados Unidos, le sugirió preparar unas etiquetas adhesivas llevando alguna marca distintiva. Estas etiquetas debería usarlos aquellos que quisieran depositar sus cartas de noche, las cuales no se recibirían si no estaban franqueadas. Perot tomó el matasellos de la oficina de correos, engomó la parte posterior de la hoja, le escribió a cada uno “ONE PENNY” y firmó cada sello. Luego procedió a cortar los sellos individualmente poniéndolos  a disposición del público. Estos sellos tenían carácter local y no fueron autorizados por la legislación de la isl

miércoles, 9 de agosto de 2017

El Túnel del Tiempo de la Filatelia: La Sociedad Filatélica Dominicana (Parte II)

#187
15 de Octubre del 1983
Por Danilo Mueses
Pág. 23

Ya señalábamos la semana pasada que la primera sociedad filatélica de la República Dominicana fue fundada en 185. Desafortunadamente esa sociedad tuvo una corta vida y posiblemente el movimiento filatélico en el país no era lo suficientemente poderoso para soportar una sociedad.

Desde entonces, aunque siempre hubo un grupo de entusiastas coleccionistas, no fue hasta el 18 de abril de 1955 cuando un grupo formado por algunos de los más importantes coleccionistas dominicanos inspirados por la experiencia y el entusiasmo del doctor Luis F. Thomen y el ingeniero Enrique Alfau, dos de los más destacados filatelistas que ha producido el país, fundaron en los salones del Instituto Cultural Dominico Americano, la Sociedad Filatélica Dominicana.

Aunque en sus más de 28 años de existencia la Sociedad ha tenido sus períodos de crisis, a partir del 1977 cuando fue reorganizada, ha estado viviendo su período de mayor esplendor y hoy en día aglutina en su seno a los más destacados filatelistas del país y cuenta con socios en toda América y Europa.

La sociedad Filatélica Dominicana dispone de su propio local que nos fuera donado por el Banco Central de la República Dominicana y está situado en La Casa de La Moneda, arzobispo Meriño No, 358. Es una asociación sin fines de Lucro, incorporada en virtud de un decreto del Poder Ejecutivo, lo cual le da personería jurídica.

Invitamos por este medio a todos nuestros lectores a inscribirse en la Sociedad Filatélica Dominicana y disfrutar de sus múltiples ventajas que incluyen:

Carnet: Cada socio se le entrega un hermoso carnet que le acredita como miembro de la sociedad. Esta credencial de seguro le abrirá muchas puertas dentro del ambiente filatélico y es ostentado con orgullo por nuestros socios.

Revista: La sociedad edita bimestralmente su revista EL FILOTELICO, la cual se considera una de las mejores revistas filatélicas en todo el ámbito latinoamericano, habiendo obtenido importantes premios en certámenes internacionales.

Subasta: La sociedad celebra regularmente interesantes subastas a través de las cuales los socios tienen la oportunidad de adquirir sellos que generalmente no es posible adquirir en el mercado local y podrán además disponer de sus duplicados.

Biblioteca: En el local se cuenta con una importante biblioteca a la cual van engrosando regularmente nuevos libros. Allí podrá encontrar, además, catálogos, revistas y periódicos filatélicos.

Exposiciones: la sociedad celebra periódicamente exposiciones y muestras en el país y ha auspiciado la participación de coleccionistas nacionales en exposiciones internacionales en las cuales han conquistado importantes premios.

¿Desea usted pertenecer a la S.F.D.?

La S.F.D. ha editado un folleto titulado: “Usted u la Sociedad Filatélica Dominicana. Este folleto, conjuntamente con una hoja de inscripción, se enviará gratis a todo el que lo solicite por carta a la Sociedad Filatélica Dominicana. Apartado 1930.