La Filatelia al Día
13 De marzo de 1982. No 107
Por Danilo A. Mueses
Un sellos es una pieza en general pequeña y
los coleccionistas están entre los
“hobbistas” más escrutadores. Al que se dedica a estudiar las aves o
colecciona pinturas disfruta pasatiempo despreocupadamente. El coleccionista de
sellos en cambio, no, porque crea que el sello recién adquirido sea falso, tan
pronto lo recibe lo escudriña con una lupa observa su más mínimo detalles y es
natural que el falsificador haya comenzado a temerle y haya orientado sus
actividades hacia otro tipo de
falsificaciones, mucho más fáciles de detectar y son las que en inglés se
denominan “fakes”.
Un “fakes” es un sello legítimo que ha sido
alterado para convertirlo en un sello más valioso. La operación puede ser a
veces extremadamente fácil de hacer, pero por el contrario, extremadamente
difícil de detectar. Veamos algunos ejemplos de “fakes” que los españoles
llaman “trucaje”, aunque el término no ha “prendido” mucho por estas latitudes.
En 1902 se emitió en nuestro país una serie de
4 sellos (2, 5,10 y 20) para la correspondencia oficial. Los sellos llevaban en
su viñeta la Puerta del Conde. En 1904, habiéndose agotado las emisiones
corrientemente en uso, el Gobierno se vio precisado a habilitar los sellos oficiales emitidos dos años antes
para su uso en la correspondencia. Los sellos de 5 centavos de sobre
imprimieron en rojo con la inscripción “16 de Agosto" y “1904” en dos
líneas y a los tres restantes se les puso la misma inscripción pero en negro.
Pues bien, al parecer, una hoja de los sellos
de 5 centavos se coló accidentalmente entre los que recibieron la
sobreimpresión en negro lo cual dio origen a uno de los sellos más escasos de
nuestro país pues posiblemente no pasaron de 100 los sellos con la
sobreimpresión equivocada. En consecuencias, su cotización en el catálogo Scott
de 1982 es de $600 pero es más escaso de lo que su precio podría indicar.
Aunque los sellos originales fueron impresos
por el Hamilton Bank de New York, la sobreimpresión se hizo locamente en la
imprenta de los Hno. García. Para ello se usaban tipos comerciales comunes y
corrientes, de los utilizados en los trabajos cotidianos, y allí radican la
facilidad con que los pueden falsificar y, de hecho, han sido falsificado estos
sellos.
Los tipos de imprenta usados por la imprenta
de los Hnos. García en esa sobre-impresión fueron, tal como hemos señalado,
(tipos comerciales que aún hoy día pueden encontrarse en muchas viejas
imprenta. Los tipos. “Romanos No.12” que pueden encontrarse en dos imprentas
son iguales como dos gotas de agua; por lo tanto todo lo que hace un
falsificador es preparar sus tipos y comenzar a hacer pruebas hasta conseguir
un tono exactamente igual al original y esto le es fácil pues puede tomar como
referencia los otros valores de la emisión cuyo valor en catálogo es de apenas
unos pesos.
El experto que debe dictaminar sobre la
legitimidad de estos sellos se encuentra casi sin arma pues ya, el único punto que
le queda es la tinta. Sólo en el caso de que logre demostrar que la tinta usada
es diferente podría demostrar que el sello es falso.
Los sellos sobreimpresos, que en general
fueron habilitados mediante tipos de imprenta comunes, constituyen actualmente el grueso del material que debe ser expertizado. Hay emisiones tan
amplias y expertamente falsificadas que ni aún los mejores expertos se atreven
a dictaminar sobre ellas. Tal es el caso de la denominación “emisión Puerto
Príncipe” en Cuba en 1898 por la Administración Norteamericana,
sobreimprimiendo sellos de la Colonia.
Hay otras emisiones que por haber sido falsificadas, queda desacreditadas por el resto de sus vidas pues el público la mira con suspicacia. Tal es el caso de los sellos emitidos por nuestro país en 1930, sobrecargando con “CORREO AEREO” dos sellos oficiales de 10 y 20 centavos que habían sido emitidos dos años antes. Aunque la emisión fue de apenas 1,500 sellos de cada uno de los valores, durante más de 15 años su cotización en el catálogo Scott ha permanecido en 15 y no se espera que suban pues todo el mundo los mira con recelo