miércoles, 31 de mayo de 2017

El túnel del tiempo de la Filatelia: Canje de Sellos parte II

#180
La Filatelia al dia
27 de agosto de 1983
Pag. 23
Danilo Mueses

La pasada semana le hablamos del canje de sellos y de algunos principios que deberá tener en cuenta todo aquel que intente utilizar el canje como medio para aumentar su colección.
Veamos ahora los principales sistemas de canje.
El sistema de canje a utilizar variará con el grado de avance de las respectivas colecciones y los recursos de los corresponsales. Hay que reconocer que dentro de una modalidad podría haber variantes y lo aquí apuntado se señala solo a título de orientación.

Uno por Uno
Los coleccionistas principales que generalmente no tienen catálogo y que muchas veces están canjeando sellos universales, usan el sistema de canje “uno por uno”. El primero envía digamos 100 sellos y su corresponsal le envía en canje 10 sellos. Dentro de esa modalidad podría haber numerosas variantes como serían, por ejemplo: un corresponsal envía 2 ó 3 sellos universales por cada sello de la Zona del Canal o de Rusia, canjear sellos de un tema por sellos de otro tema y aún se llegan a ofrecer grandes cantidades de sellos por piezas caras.
Con el aumento de los costos de anuncios en muchas revistas, los canjistas han desarrollado una serie de abreviaturas con las cuales el que intente canjear deberá estar familiarizado. Veamos uno en inglés que podría ser clásico:
“Exchange worldwide 100 x 100 same, or SCV for SCV. No IC, CTO. Dunes, SASE”. El canjista ofrece 100 x 100 sellos de todo el mundo, o el mismo valor de catálogo (SCV) y señala que no está interesado en sellos de países detrás de la cortina de hierro (No IC), no quiere sellos cancelados a la Orden (CTO) ni sellos de los Emiratos Arabes (Dunes). Pide que le envíen, junto a su remesa, un sobre con la dirección del remitente escrita y franqueada (SASE)

Mancolista
Al canjear uno por uno se corre el riesgo de recibir muchos sellos que ya se poseen. Para obviar esto muchos coleccionistas que poseen catálogo acostumbran a canjear en base a mancolistas. Esto es una lista que generalmente se compra impresa con los números del 1 al 1000 pero que se puede llevar hasta donde se quiera o prepararse a mano o a máquina donde se indica los ellos de un país que nos hacen falta. Así,  si se canjea con un coleccionista de Venezuela, le enviamos una lista preparada en base a un catálogo, ya convenido señalando cuales sellos nos faltan. El venezolano nos envía su mancolista de la R.D. y se inicia el canje en la seguridad de que ninguno enviará al otro sellos que ya éste posea.


Valor de Catálogo.

Tanto el sistema “uno por uno” como el sistema mancolista, si no se combinan con el sistema de valor de catálogo puede dar como resultado que el trato sea oco justo para una de las partes. Así por ejemplo podría ser que le enviáramos 50 sellos con valor de catálogo de $30 y nuestro corresponsal nos enviara igual cantidad (aunque esté en nuestra lista mancolista) pero con un valor de catálogo de solo $4.00. Para evitar esto modernamente, los coleccionistas medianos y avanzados, canjean con mancolistas pero en base a valor de catálogo. Así podríamos enviar un sello con un valor de $25.00 y recibir en canje 150 sellos con un valor similar. Así las acciones siguen igualadas y el trato es justo para ambos

miércoles, 17 de mayo de 2017

El Túnel del Tiempo de la Filatelia: La Fiebre de los Never Hinged

No. 177
El Caribe
6 de Agosto de 1983
Pag 23
Por Danilo Mueses

Muchos estudiosos de la sicología de los pueblos se preguntan que hace que un grupo y aun todo un pueblo siga una corriente de la moda, al tiempo que echa de lado otra sin que la seleccionada sea en forma evidente mejor, más bonita, o practica o tenga cualquiera otro de los atributos que van generalmente asociados a aquello que la gente prefiere.
En un artículo que publicáramos en EL FILOTELICO señalábamos que si los coleccionistas fuéramos a proceder sensatamente a la hora de seleccionar el ejemplar que va a adornar nuestra colección, jerarquizaríamos nuestras preferencias en el siguiente orden:
  • 1. % apariencia (color y detalles)
  • 2.     Centrado
  • 3.     Perforaciones
  • 4.     Ausencia de defectos (dobleces, ventanas, roturas)
  • 5.     Goma

Bajo ese criterio, la importancia de la goma pasaría a ser secundaria y juzgaríamos el valor y condición de un sello por el nivel en que responda a los cuatro primeros puntos.
El asunto sin embargo no es así y en muchos de los países de Europa occidental y en los Estados Unidos ha surgido la moda de coleccionar los sellos con su goma original y sin que esta tenga ni aun la más ligera traza de haber tenido bisagra, o sea en su condición de “never hinged” denominados en ingles por sus iniciales “NH”.
Debemos tener presente que la tira de acetato no comenzó a usarse hasta finales de la década del 20. Las primeras tiras fueron hechas de un material inapropiado y miles de sellos se dañaron.
No fue hasta mediados de la década del 30 cuando un comerciante en sellos llamado Morimer DeGroot compro enormes cantidades de acetato de celulosa y puso a docenas de amas de casas a doblar y cortar las tiras las cuales vendía bajo el nombre comercial de “Visi-Tray Mount” y ya para 1940 sus tiras plásticas se vendían en todas las tiendas de sellos de los E.U.
Las tiras plásticas posibilitaron que los sellos pudieran montarse sin necesidad de bisagras y fue la génesis del fenómeno de los “NH” tal como lo conocemos en la actualidad.
En su principio, aunque muchas personas preferían montar sus sellos con las tiras plásticas, la gente las consideraba más como una comodidad, que algo hecho con el expreso propósito de preservar la goma en prístinas condiciones.
Por toda la década del 50 y 60 de este siglo, aunque había un grupo de coleccionistas exigentes que demandaban que los sellos estuvieran NH, sabiendo que todo sello anterior a 1930 que hubiera estado montado en una colección, debía estar necesariamente con marcas de una bisagra en su goma, reservaban esas exigencias para los sellos modernos.

De la década del 70 para acá, sin embargo, estimulada por una serie de comerciantes y secundados por un grupo de coleccionistas de amplios recursos, ha cundido la moda de los NH y se han comenzado a pagar precios exorbitantes por ejemplares, muchas veces en condiciones que, en todo lo demás (apariencia, centrado, perforaciones, etc.) son buenas, pero no excepcionales y recomendamos no pagar precios de locura por un sello normal solo

martes, 9 de mayo de 2017

El Túnel del Tiempo de la Filatelia: La colección del Museo británico

La Filatelia al Día
#181
El Caribe, 3 de septiembre de 1983
Por 23
Por Danilo Mueses


Alguien ha señalado que el sello no es museografiable, aunque la aserción no es rigurosamente cierta, a diferencia de un cuadro, una escultura u otros objetos de valor artístico o histórico, los sellos, no están hechos para contemplarlos en los grandes salones Por su naturaleza frágil y su misma pequeñez son objetos mas propios para el disfrute individual o cuando más en las exposiciones filatélicas.
Hay sin embargo una colección que por su magnitud y valor ha transcendido el ámbito local y filatélico y se ha convertido en una leyenda, nos referimos a la colección del Museo Británico.
Aunque la colección fue iniciada en el 1864 cuando el doctor John E. Gray (de quien se dice que fue el primer coleccionista de sellos del mundo) curador de Historia Natural del Museo y su colega William Vaux, curador de monedas y medallas empezaron una modesta colección, no fue sino hasta 1890 que la colección del Museo Británico comenzó a formarse en forma seria  cuando dos prominentes coleccionistas londinenses, Hubert Haes y Walter van Noorden sugirieron que se debería formar una colección completa de sellos de todo el mundo y dieron como base su colección conjunta compuesta de 5000 sellos.
Un año más tarde, murió Tomas K. Tapling, considerado en esa época el más grande de los coleccionistas ingleses y donó su colección completa hecho que motivó que de ahí en adelante la colección creciera a pasos agigantados; esto incluye los sellos que se emiten en todas las colonias ( y excolonias) inglesas a través de Crown Agents. El bloque está integrado por unos 60 países que desde 1900 envían al museo especímenes de todos los sellos que han emitido.
Entre 1900 y 1914 se hicieron dos adiciones importantes a la colección del museo. Primero fue un estudio de tres volúmenes de los sobres de un penique usados durante el reinado de la Reina Victoria y el segundo la Biblioteca de 7500 volúmenes que había formado Lord Crawford y que incluye virtualmente todo lo que se había escrito sobre filatelia en los primeros 50 años de coleccionismo.
Más recientemente el museo adquirió una colección de estampillas de impuestos Internos que estaba valorada al momento de su adquisición en $50 millones de dólares.
En 1965 el museo dio “dos palos”. Por un lado, los archivos de la Rue, los famosos impresores ingleses quienes desde 1853 habían impreso sellos para casi 200 países pasaron al museo y el señor M.A. Bojanowicz le donó una gran colección especializada de Polonia correspondiente a la II Guerra Mundial.
Hoy en día la colección de sellos del museo británico consta de más de cuatro millones de sellos y su valor se estima en unos $150 millones de dólares (esta información corresponde a 1983)