La Filatelia al Día
7 De noviembre de 1981: No 90
Por Danilo A. Mueses
Hay un principio elemental de economía a que
dice que tan pronto surge una demanda por un bien o servicio, aparece alguien
dispuesto a suministrarlo.
Tal ha sido el caso de la goma. Durante casi
todo el pasado siglo no había mucha gente interesada en los sellos nuevos pues
la mayoría de las coleccionistas preferían coleccionar los sellos usados. Los
pocos que coleccionaban los sellos nuevos los pegaban con bisagras los cuales
al ser removidas dejaban sobre el sello un pedazo de ellas. Así, al ir pasando
un sello nuevo de mano en mano iba acumulando restos de bisagras y hoy día es
posible encontrar sellos nuevos del siglo pasado con 5 ó 6 pedazos de bisagras
adheridos en su reverso.
El caso es que si tratamos de remover las
bisagras se va la goma. Si usamos un levantador de sellos (stamp lift) ya sea
de vapor o uno de esos líquidos
removedores que han aparecido recientemente en el mercado, aunque la
goma queda, salta a la vista que no está en su estado original y los puristas
de hoy en día exigen que este en excelente condiciones.
Ahí es donde entra en acción el re-engomador.
Comienza lavando totalmente el sello y luego usando técnicas avanzadísimas le
re-engoma de nuevo dejándole con una apariencia tal que no es fácil reconocer
el trabajo que sobre él se ha realizado.
Aunque el re-engomado de sellos es ilegal en
los Estados Unidos (no estamos insinuando que allí no se haga), en Europa es totalmente legal y
los mejores en el ramo no dan abasto para cumplir las órdenes de cada clientela
cada vez más amplia constituida por comerciantes inescrupulosos quienes a su
vez deben suplir la demanda de un grupo creciente de coleccionistas que
tontamente exigen una mercancía que muchas veces no existe.
Muchos de los más calificados filatelistas de
E.U. y Europa han insistido en que es una tontería pagar, digamos, $ 1.000 por
un sello que en su apariencia externa es exactamente igual a otro que vale $
500 y difiere únicamente del primero en que aquel tiene su goma original sin
señales den bisagras.
Y es que, volviendo a insistir en algo que ya
apuntamos, los sellos son para mirarlos por el anverso.
La Philayelic Foundation y el Comité de Expertos de la American
Philatelic Society han adoptado como política no experimentar gomas, pues no es
fácil aún para un experto determinar si un sello tiene su goma original o ha
sido re-engomado. La industria del re-engomado sin embargo seguirá próspera
mientras haya tontos que estén dispuestos a pagar sobreprecios por “goma
original” y no es fácil que el mercado
de tontos se agote pues ya decía T. Baum el ejecutivo del circo Ringling
Brothers : “Cada día nace un tonto”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario