lunes, 17 de septiembre de 2012

El Túnel Del Tiempo: Falsificaciones (Parte II)


Publicado en el periódico El Caribe, 13 de diciembre, 1980, Pág. 31
La Filatelia al Día
Por Danilo Mueses

La pasada semana les hablamos de las falsificaciones de sellos hechas para defraudar a los coleccionistas. Hoy les vamos a hablar de un tipo de sello falso que aun cuando hoy día no es muy común abundó mucho en el siglo pasado. Nos referimos a los falsos del correo cuya finalidad era defraudar al Estado.

Cuando las ideas de Rowland Hill se materializaron y se creó el sello postal adhesivo, la tarifa bajo verticalmente poniéndose al alcance de casi todo el pueblo. Había personas sin embargo que por todos los lados trataban de evadir el pago de los pocos centavos que costaba una carta y recurrían al recurso de lavar el matasellos.

Los gobiernos, conscientes de la situación, trataron de contrarrestar la maniobra y crearon tintas que prometían ser indelebles. El asunto sin embargo no paró ahí. Así por ejemplo Rusia y otros países emitieron sellos que tan pronto se meten en el agua prácticamente se descoloran. Hubo un país que emitió un sello formado por dos capas, las cuales tan pronto se meten en el agua se separan, lo cual impide cualquier intento de reúso.

En España el procedimiento para impedir el reúso de los sellos fue aún más radical, pues se utilizaba un matasello mecánico que prácticamente trituraba el sello sobre la carta. La protesta de los coleccionistas fue tal, que tal matasello fue descontinuado, siendo sustituido por una pincelada de una tinta color magenta totalmente imborrable. Tal matasello se conoce como “de pincelada’.

La práctica de lavar los matasellos era utilizada mayormente por los usuarios normales del correo. Hubo paralelamente personas que se dedicaron a falsificar sellos en grandes cantidades para defraudar al correo. En ese sentido, España fue uno de los países que tuvo mayor cantidad de falsos del Correo hasta un punto tal que, en 1876 hubo que encargar a la Bradbury, Wilkinson & Co. De Londres la impresión de los sellos españoles, pues no había forma de lograr producir localmente un sello que no fuera de inmediato falsificado.

En relación con la filatelia, cabe señalar que los falsos del correo no constituyen en modo alguna amenaza para los coleccionistas, los cuales, por el contrario, buscan con avidez piezas que hayan circulado por el correo con sellos falsos.

Falsificaciones dominicanas.
Numerosos sellos dominicanos han sido falsificados e incluyendo al famoso Jean de Sperati falsificó cinco de nuestros sellos.

Entre los sellos dominicanos más ampliamente falsificados están los llamados escudos larguitos emitidos en 1866 y 1876. En un estudio que hiciera hace unos años el coronel James W. Smith y publicado en The American Philatelist, este identifica, tan solo de esos escudos 19 falsificaciones diferentes. En mi colección de falsos de esa emisión tengo algunos que no están entre los 19 que lista el coronel Smith, lo cual indica que la del coronel dista mucho de ser exhaustiva.

Otra serie de la cual aparecen muchos falsos es la serie del mapita emitida en 1901. De estos sellos cuyo valor en catálogo para la serie completa es de $13.00, hay dos falsificaciones diferentes. Una de ellas denominada “Falsos de Genova” cubre los 10 valores mientras que la otra, hecha por Fournier solo abarca 4 de los 10 valores. Esta última está mejor hecha.

La razón de que estos sellos, con tan bajo valor de catálogo fueran falsificados fue porque el Gobierno ordenó a poco de haber sido emitidos, que los sellos fueran sacados de circulación. La orden sin embargo no pudo cumplirse en razón de que la serie sustituta, que había sido ordenada en Alemania, no había llegado. Los falsificadores al parecer no tuvieron esto en cuenta y pensando que la serie iba a escasear se dedicaron a falsificarla.

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