La Filatelia al Día
Por Danilo Mueses
Sellos raros
¿Para qué sirve un sello de correos? La
pregunta hace una perogrullada, pero algunos países han emitido a veces sellos
que, aunque su función básica sigue siendo el franqueo de la correspondencia,
su uso restringido los hace grandes rarezas o curiosidades filatélicas. Veamos
algunos de esos sellos.
Porte de mar
Por el año 1875, México al igual que la
mayoría de los países, no se había adherido a la recién formada Unión Postal
Universal. Como consecuencia de esta situación, la mayoría de la
correspondencia de México destinada a Europa, se transportaba en buques de matrícula
inglesa o francesa a través de oficinas postales de ultramar que en este caso
estaban ubicadas en Tampico.
El gobierno mexicano, aunque no podía
transportar la correspondencia, no quería perder su parte de la tajada y emitió
estos sellos que indicaban la suma que los usuarios del servicio debían pagar a los capitanes de los barcos para
transportar la correspondencia. Los capitanes a su vez debían pagar parte de
esa suma al gobierno mexicano. Los sellos llevan la curiosa inscripción “PORTE
DE MAR”
Sellos de seguro marítimo
A nadie le agrada que se le extravíe una
carta y parece que a los holandeses menos que a nadie. Fue por esto que en 1921
ese país emitió una serie de sellos para cubrir el costo de un seguro marítimo
para la correspondencia.
Las cartas franqueadas con estos sellos
iban depositadas en una caja de seguridad especial que se colocaba en la
cubierta del barco. En caso de accidente o naufragio la caja se desprendía
automáticamente de la cubierta y caía al mar. La caja además de flotar llevaba
una señal luminosa y una señal radial que permitía su localización y
recuperación.
Al parecer para que el sistema funcionara
había que gestionar de los demás gobiernos que emitieran sellos y establecieran
servicios similares, lo cual no se consiguió.
Esta emisión ha sido única y ha quedado
como una muestra de que aun en sociedades culturalmente adelantadas pueden
surgir ideas de lo más descabelladas.
No entregar en domingo.
A pesar de que los medios de transporte
existentes en Europa a finales del siglo pasado y a principios del actual eran,
como es de suponer, mucho más rudimentarios que los actuales, la
correspondencia tardaba en ese entonces en ser entregada mucho menos que en la
actualidad.
Esto era así porque las autoridades
postales ponían especial diligencia en entregar la correspondencia y en muchas
grandes ciudades se entregaba la correspondencia el mismo día. Con el propósito
de que la correspondencia no sufriera retrasos las disposiciones postales
belgas obligaban a los carteros a trabajar aun en domingo.
Bélgica ha sido un país temeroso de Dios y
que guardan el precepto bíblico de no trabajar en domingo. Aunque recibir una
carta no implica trabajo alguno, había personas para las cuales hacer trabajar
al cartero el domingo, constituía un cargo de conciencia.
Para esas personas, para esas personas las
autoridades postales belgas, durante el periodo de 1893 hasta 1914, emitían los
sellos con una bandeleta en la parte inferior donde se lee en francés y en
flamenco “Ne spas librer le dimanche-Niet bestellen on Zondag”, o sea “No
entregar en domingo”.
Las personas que no tenían reparos de
conciencia en que su carta fuera entregada en domingo, simplemente le quitaban
la bandeleta, la cual estaba unida al sello por perforaciones.
Los que no querían que su carta fuera
entregada el domingo, se la dejaban y el cartero como es natural la dejaba para
entregarla el lunes.
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