La
Filatelia al Dia
02 De Mayo
de 1981 No.63
Por Danilo A. Mueses
El comercio filatélico nació casi
conjuntamente con la afición a coleccionar los sellos y surgió siguiendo la reglas más elementales de
la economía: tan pronto surge la demanda de un bien o servicio aparece de forma
espontánea quien se encarga de suministrarlo.
En la literatura filatélica, tan abundante y
variada, no ha quedado constancia de quien fue el primer comerciante filatélico,
pero posiblemente las primera personas dedicadas a ese quehacer fueron
coleccionistas que en sus ratos libres se dedicaron a vender a otros colegas sus duplicados.
Posiblemente el primer comerciante establecido
formalmente como fue Jean-Baptista Moens, un belga nacido en 1833 y quien en
1852 abrió una tienda para la venta de sellos .
Moens, quien llegó a ser una autoridad de
renombre internacional, puso todo el peso de sus conocimientos sobre filatelia
al servicio de los coleccionistas. A través de su revista “Le Timbre –Poste”
fue abanderado de campanas contra las emisiones especulativas como las apadrinadas
por el N.F. Seebeck y contra las falsificaciones de sellos, que denunció en lo
que se considera el primer manual de la filatelia publicado en el mundo y que
título “Sobre las Falsificaciones de sellos “.
Moens permaneció en el comercio de sellos
durante toda su vida, hasta su muerte acaecida en 1900.
Otros de los pioneros del comercio filatélico
fue Edward Stanley Gibbons, un inglés que se inició como comerciante en sellos
en la farmacia de su padre en Plymouth Inglaterra, en 1856 cuando contaba
apenas con 16. Stanley Gibbons, de quien hablaremos más extensamente en otra
columna, permaneció en el negocio de sellos hasta 1890 cuando vendió su
comercio por razones de salud. La casa filatélica que el fundara, la Stanley
Gibbons permanece aún después de 135 años, como el comercio de sellos más
antiguos que existe .
De este lado del mundo, en los Estados Unidos,
el primer comerciante filatélico fue posiblemente William P. Brown, quien ya
para el 1860 estaba establecido en una esquina de Nueva York, vendiendo monedas
y sellos. En esa época, la gente no se
preocupaba mucho por la condición de los sellos y Brown, quien vendía sus
sellos en la ventosa esquina de Chambers y Broadway, para evitar que los sellos
fueran aventados los clavaba en una tabla con chinches lo cual como es natural,
arruinaba irremisiblemente los sellos. Ese pequeño agujero que sobre los sellos
dejaban los chinches no constituía una macula para la mayoría de los coleccionista
de la época .
Brown, quien al parecer nunca evolucionó,
continuó en el comercio de sellos durante toda su vida y George P. Sloane,
quien le trató íntimamente por los años de 1914-15, dice que aun por esos años
se negaba a usar pinzas y manejaba los sellos con las manos sucias al igual que
55 años antes .
No sabemos en
qué año nació Brown, pero por el hecho de que murió en 1929 se deduce que en 1860,
cuando se inició en el comercio de sellos no debió tener más de 20 años. Vemos
pues que todos los primeros comerciante en sellos eran jóvenes que apenas
habían repasado la adolescencia.
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