martes, 18 de marzo de 2014

Poste Restante

Aquellos que han tenido la oportunidad de ver cubiertas circuladas con sellos de la emisión Parisot notarán que la mayoría de ellas están dirigidas a H. K. Parisot, o a Mme. L. Ritter, y en ambas se indica como dirección Poste Restante, París.
En el Art. 50º de la Convención de la Unión Postal Universal se indica que “las cartas dirigidas a poste restante pueden estar sujetas por las Administraciones de los Países de destino a un porte especial, si hay alguno, indicado por la legislación para cartas del mismo tipo en su servicio interno.”
Y en el Art. 59 se indica que “el período de retención para la correspondencia retenida a la disposición del destinatario o dirigida a poste restante se fijará por las regulaciones del país de destino.”
Y finalmente, en el Art. 125 de las Regulaciones se indica que “la dirección de las cartas enviadas vía poste restante mostrarán el nombre del destinatario. El uso de iniciales, números, únicamente apodos, nombres ficticios o marcas convencionales de cualquier clase no está permitida para este tipo de cartas.”

El servicio que se presta al público mediante el poste restante hoy día no está claro para la mayoría de las personas. La expresión francesa poste restante (en español “lista de correos”) designa un servicio prestado por el correo, mediante el cual se puede dar como dirección, para recibir correspondencia, la de una oficina de correos. Las cartas son recibidas y retenidas en esta oficina, hasta que el destinatario las retire ahí personalmente, abonando una tarifa que se establece para este servicio. La correspondencia despachada mediante este servicio debe especificar claramente en el sobre, según vimos en las cubiertas con los Parisot, además del nombre del destinatario y la ciudad el término  "poste restante".


Aunque hoy día muy pocas personas usan el sistema, hasta las primera décadas del siglo pasado muchas personas que estaban de visita en un lugar y no disponían de una dirección estable indicaban a sus relacionados y amigos que le escribieran a poste restante. En épocas más puritanas que las actuales, los jóvenes que ordenaban libros que sabían escandalizarían a sus padres, pedían que se los enviaran a poste restante.


En la segunda década del pasado siglo, París era la Meca de muchos argentinos. Ejemplo de una carta enviada a “poste restante” en París.

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