La Filatelia al Día
5 De Diciembre de 1981.No:94
Por Danilo A. Mueses
En una de las columnas de LA FILATELIA AL DIA les
hablábamos del Matasello de la pincelada que fue una forma utilizada en España
para cancelar los sellos mediantes una pincelada de tinta indeleble. Eso no fue
más que una parte de la larga lucha que han sostenido las administraciones
postales en todo el mundo, prácticamente desde que se inventó el sello, para
evitar el re-uso o reciclaje de los sellos.
El asunto del reciclaje fue importante durante
muchos años cuando la mayoría de las administraciones postales debían vivir
luchando a brazos partido para evitar que los ciudadanos lavaran los matasellos
para reusar los sellos. Luego el costo del franqueo se quedó muy detrás del
costo de la vida y la gente se olvidó del asunto pues no valía la pena. En la
actualidad, la rueda podría haber dado un giro de 180 grados y con el alto
costo que está teniendo el franqueo en muchos países, haber vuelto la
preocupación por el reciclaje.
Y a propósito de reciclaje queremos traerles a
colación un caso ocurrido en los Estados Unidos en 1962. En ese año fue
arrestado en Carolina del Sur, un fulano de nombre William Hale, el cual estaba
utilizando un proceso que le permitía remover las cancelaciones de los sellos,
los cuales enviaba a un laboratorio donde eran re engomados y vendidos luego a
través de varias empresas.
Herman Her, un notable filatelista
norteamericano relata que a fines de la década del 30, le tocó testificar en un
juicio contra un sujeto apellido Langer, quien había establecido en Nueva York
una pequeña industria de lavado de matasellos y re-engomado.
El lugar ocupado por la oficina de venta de
los sellos re-engomados estaba situado en el centro del distrito financiero de
New York. En aquella época, el uso de las máquinas flanqueadoras no era muy
común; por lo tanto las empresas enviaban a un mensajero a comprar sellos.
Langer
estableció contacto con los mensajeros ofreciéndole los sellos con un
descuento, quedando la diferencia a favor de éstos. La voz se corrió y pronto
toda la zona estaba comprando los sellos, los cuales eran preferidos por los
empleados encargados de pegar los sellos, pues se evitaban el trabajo de
separarlos.
Pues bien, el proceso usado por Langer según
las declaraciones de un experto del Gobierno que testimonió en el juicio,
consistía en una película colonial que se interponía entre el matasello y el
sello y permitía al acusado remover el matasello. El experto sin embargo
declaró que a ellos les había sido imposible duplicar el proceso. No se sabe si
ese era el mismo proceso que usaba Hale.
Las regulaciones postales norteamericanas son
muy rígidas, hasta el punto de considerar ilegal re-usar un sello, aún aquellos
que por omisión del empleado postal, o de la máquina obliteradora, no haya sido
cancelados. No sabemos sin embargo que
alguien haya sido condenado alguna vez por esta causa y parece que con los
altos costos del franqueo, la práctica es más común de los que pudiera creerse.
Nos contaba Don Alejandro Diez, que le vendía
grandes cantidades de sellos norteamericanos que conseguía sin cancelar, a una
casa en los E.U. que aunque no los re-engomaba,
los usaba en su correspondencia. La casa le pagaba alrededor de un 60% del
valor fácil.
En el periódico Linn´s Stamp News se publican regularmente anuncios
de casa ofreciendo comprar “ungummed Postages, 70% of face value”. Estos
sellos, aunque no sean re-engomados, son recibidos nuevamente.
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