miércoles, 25 de febrero de 2015

El Túnel del Tiempo de la Filatelia: LOS SELLOS MULTA

La Filatelia al Día
20 De febrero de 1982. No: 104
Por Danilo A. Mueses


Mientras estudiaba en la secundaria escribí una carta a mis padres que vivían en el interior.  Después de depositarla en el buzón, recordé que no le había puesto el sello y consternado le escribí otra carta a mi madre lo ocurrido. Ella me contestó que no me preocupara que ella recibió la carta aunque había tenido que pagar una multa equivalente al doble del franqueo dejado de pagar.

Aunque ya para esa época daba mis primeros pasos en el coleccionismo de sellos, no conocía de los sellos multa y al regresar a mi pueblo natal indagué sobre los mismos con una tía que laboraba en el correo y ésta me explico su función y vi entonces por primera vez un sello multa.

Los sellos multa fueron una necesidad, casi desde que emitieron los primeros sellos de correos. Debe  recordarse que uno de los argumentos esgrimidos por Rowland Hill en su defensa del pago previo del franqueo, fue el de las cuantiosas pérdidas que sufría el fisco como consecuencia de que numerosas  personas se negaban a pagar el porte de las cartas enviadas  “al cobro”

Aunque la reforma postal puesta en vigencia en 1840 redujo drásticamente las tarifas lo cual puso el correo al alcance de casi todo el pueblo, mucha gente siguió enviando las cartas sin sellos.
El primer país en emitir sellos especiales para el cobro de la tasa dejada de pagar fue Francia, donde se puso en circulación en 1859 un sello de 10 céntimos que cubría esa contingencia.

De ahí en adelante todos los países emitían sellos multa regularmente  pues además de usarse para cubrir el porte de las cartas enviadas sin sellos, se usaban para cubrir portes incompletos.

Hoy en día, sin embargo, la importancia de los sellos multa ha disminuido pues cada vez menos personas envían sus cartas sin franqueo y por otro lado, la mayoría de las administraciones postales, debido a los altos costos operacionales, han optado por devolver al remitente las cartas sin sellos o con franqueo insuficientes en vez de darles curso y tratar de cobrar el doble porte al destinario.

Así por ejemplo, en los Estados Unidos, los últimos sellos multa se emitieron en 1959 y en nuestro país, el último data 1966 y hasta donde sepamos, los mismo no se están usando en la actualidad.
En un artículo publicado en el Linn´s Stamp News en 1978 sobre nuestros sellos “multa” y firmado por Jack K. Adams, el autor señala que en esa fecha había en la secretaría de Estado de Finanzas, que es donde están depositados nuestros sellos. 16,000 sellos de 8 centavos, 1,900 de 10 y 5000 de 4 centavos pero que desde 1969 no despachaban para el Correo sellos multa. Aunque el artículo señala que para el 1977 se pusieron a la venta pequeñas cantidades de sellos multa para uso en la correspondencia normal y aún aparece ilustrado con una foto de una pieza cursada, nos lució que ésta fue más bien franqueo de favor.

En nuestro país, los primeros sellos multa se ordenaron mediante una ley que data de 1882 y en ella se señala que los sellos se denominarían “Letra T”. Esos sellos sin embargo, no llegaron a emitirse.
Cuando en 1901 se emitieron nuestro primeros sellos multa llevaban en el centro un número indicando el valor y en cada esquina una letra “T”, abreviatura de “Taxe, que es multa en francés. En los sellos emitidos a partir de 1942, dicen “multa” pero el público les seguía diciendo “Letra T”.

Los sellos multa en otros países reciben diferentes nombres que es interesante que los coleccionistas conozcan. Así por ejemplo, en inglés  su nombre es “Postage Due”, en Polonia, “Doplata”, en Yugoslavia, “porto”, en Holanda “Port”, en chile, Multada”, en Perú, “Déficit”, en Ecuador, “Deficiente” y en Brasil, “Taxa Devida” por mencionar sólo unos pocos.


Aunque los sellos multa no son muy populares, algunos pueden alcanzar cotizaciones altas como es el caso del sello multa de 40 céntimos emitido por Guadalupe en 1876, o sea 8 años antes de que esa antigua colonia francesa emitiera sus primeros sellos, el cual en el Scott de 1978 catalogaba $9,000; así que amigos, revisen sus colecciones, a lo mejor encuentren uno.

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