La Filatelia al Día
12 de junio de 1982: No 120
Por Danilo A. Mueses
Pocos personajes han influido tanto en la
promoción y desarrollo de la filatelia como lo hizo Franklin D. Roosevelt, al
decimotercer presidente de los E.U.
Roosevelt no fue un filatelista clásico en el
sentido que muchos podrían imaginarse. El mismo prefería decir que era un
coleccionista de sellos, no un filatelista, una persona que coleccionaba por el
placer que los sellos proporcionaban y disfrutaba intensamente de sus
estampillas.
En cierta ocasión Roosevelt escribió: “Lo
mejor del coleccionismo de sellos es que el entusiasmo que despierta en los
jóvenes se incrementa con el paso de los años. Hace desaparecer el
aburrimiento, aumenta nuestra visión, amplía nuestro conocimiento y, en
innumerables formas, enriquece nuestra vida"
Roosevelt se inició en el coleccionismo de
sellos siendo un niño de apenas siete años cuando le regalaron unos sellos de
Hong Kong procedentes de la correspondencia que su abuelo había enviado desde
allí. Roosevelt continuó coleccionando durante toda su vida y aunque tenía una
colección general se especializaba en Hong Kong, Haití, Argentina, Venezuela,
República Dominicana y algunas de las colonias británicas.
Algunos filatelista que le conocieron, como es
el caso de Ernest A. Kehr, señalan que al señor Roosevelt no le preocupaba
mucho la perforación de las piezas. Si tenía un espacio vacío en su álbum y el
sello que conseguía no estaba en muy buenas condiciones, no tenía ningún
inconveniente en colocarlo en su álbum. Sin embargo, estudiaba en detalle cada
sello que recibía y se ha señalado que aún en los días aciagos de la II Guerra
Mundial dedicada cada día por lo menos media hora a sus sellos lo cual le
servía de terapia y, según decía su esposa Eleanor: “Obtenía un descanso
absolutamente desconocido para la mayoría de las personas, esa actividad lo
preparaba mejor que nada para el trabajo del día siguiente”.
Muchos podrían pensar que Roosevelt, una
persona de amplios recursos económicos, hacía grandes inversiones en su
colección. Sin embargo, nunca fue así. El escritor Herman Herst en su libro
“Stories To Collect Stamps By” nos da una buena visión de las operaciones de
compra de Roosevelt en las subastas en que éste participaba a finales de la
década del 20 y a principios de la década del 30, en la casa de subasta de
Maxwell Ohlman. Así por ejemplo, en una subasta que se celebró el 3 de octubre
de 1928 hizo ofertas por 31 lotes y éstas oscilan entre $1.10 la más baja y $7.00
la más alta; en otra subasta celebrada el 12 de junio pujó en 13 lotes con
ofertas entre $1.50 y $ 9.50 y no ganó ninguno.
La pasión de Roosevelt por la filatelia le
llevó hasta diseñar uno de los sellos de E.U. Fue el sello de 16 centavos
emitido en 1934 para ser usado en el servicio de Entrega de Especial Aérea y
que corresponde al Scott CE-1. A la muerte de Roosevelt, entre su colección se
encontró un Sketch de este sello con una nota marginal de su puño y letra
señalando “Este sello fue diseñado por sí mismo. Franklin D. Roosevelt”.
La pasión de Roosevelt por la filatelia era
ampliamente conocida internacional. En uno de los sellos de Mónaco emitido en
1947, se muestra al presidente con su colección de sellos (Scott N. C-16).
Muchas personas, y aún gobiernos, a fin de congratularse con él le obsequiaban
sellos y esos donativos formaban parte importante de su colección.
Al morir Roosevelt, su colección fue puesta a
subasta a través de la Casa H.R. Harmer de New York. Aunque la colección fue
valuada en $80,000 todos los coleccionistas pugnaban por tener una pieza que
hubiera sido propiedad del gran presidente y eso hizo que muchos sellos alcanzaran precios por encima
de los anticipados. Al final de las cuatro versiones las ventana había
alcanzado los $221.000.
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