sábado, 21 de mayo de 2016

El Túnel del Tiempo de la Filatelia: El escándalo de las pruebas postales (parte III)

La Filatelia al Día (#152)
El Caribe, 12 de Enero de 1983
Pag. 23
Danilo Mueses

La semana pasada les conversábamos del escándalo que se produjo en Estados Unidos cuando se supo que un funcionario había regalado a Roosevelt material propiedad del estado. Sin embargo no fue únicamente en Estados Unidos donde personas sin escrúpulos quisieron congraciarse con el presidente Roosevelt obsequiándole pruebas. Veamos otro caso.

Al subastarse la colección de Roosevelt, los lotes 687 al 691; 703, 717, 722 y 723 correspondían a una serie de ensayo y prueba de Republica Dominicana que le habían sido obsequiadas por el presidente Rafael Leónidas Trujillo, Estos ensayos procedían de los archivos del correo de nuestro país y algunos de ellos fueron subastados por coleccionista dominicanos.

Tratándose de un gobierno dictatorial como era el de Trujillo, no había quien pudiera poner en entredicho su autoridad para obsequiar ese material.

El asunto con relación a los ensayos y pruebas es que a menos que el gobierno decida instalar un museo postal, ese material, penoso es decirlo, cumple una función mayor en manos de coleccionistas que teniéndolo el gobierno. Esto sin embargo choca, como señalábamos al principio, que no se ha inventado un mecanismo que permita a los gobiernos desprenderse de ese material sin que la operación dé origen a practicas de dudosa honestidad.

Hace algunos decenios en los Estados Unidos se comprobó que había desaparecido un fajo de dibujos y pruebas. Se comenzó  una investigación y comenzó a seguírsele la pista de un funcionario a otro. Cada uno tenía un recibo de su antecesor. Por fin la investigación llego a un fulano que no pudo explicar la desaparición de ese material y se sospechó que era el quien o había vendido. Este sin embargo insistía en que no recordaba lo que había hecho con los dibujos y pruebas.

Cuando los investigadores lo tenían acorralado, se hizo una luz en su memoria y lo recordó todo… ¿Cómo lo iban a encontrar si había sido colocados en la zapata del nuevo edificio de correos de Washington, cuando se colocó la primera piedra?


Aunque la explicación como es de sospechar, no fue muy convincente no se podía derribar el edificio para comprobar la veracidad de su aspecto, Esta historia no es en modo alguno única, Alvin F. Harlow es su entretenido libro: “Entretelones de la filatelia”, nos relata el caso de un funcionario de correo que cada vez que era visitado por algún amigo deseoso de ver tal o cual bosquejo de sello, mandaba a buscar el material y después de algún tiempo, aprovechando una de las pausas que siempre se producen en la conversaciones, hacía girar su sillón hacia la ventana y exclamaba: “Que hermoso día, ¿Verdad?, cuando se daba la vuelta de nuevo hacia su interlocutor, el bosquejo había desaparecido y ninguno de los dos se acordaba de él.

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