No. 163.
La Filatelia Al
Día
El Caribe, 30 de
abril de 1983, Pág. 23
“Poderoso
Caballero es Don Dinero” dice el proverbio español. En el caso del Coronel
Green, la frase viene de perillas pues a pesar de que sus conocimientos filatélicos
eran poco menos que nulo, a fuerza de invertir en la compra de sellos
cantidades de dinero que aun en la actualidad se considerarían fabulosas, logro
tener una de las más grandes acumulaciones de sellos que jamás se han formado
hasta el punto de recibir el sobrenombre de “el Ferrary de América” y logró que
su nombre apareciera en todas las antologías de los más grandes coleccionistas.
El Coronel Green
nació en Londres el 22 de agosto de 1868, aunque sus padres eran norteamericanos
será hijo de Hetty Green, quien a finales del pasado siglo había ganado
reputación como la mujer más rica del mundo. Paralelamente acusada de ser “la
mujer más avara del mundo” y la verdad ambas reputaciones eran ambas merecidas.
Como prueba del
primero está el hecho de que al morir dejó una fortuna de más de $100 millones
de dólares y en testimonio de lo segundo está el hecho de que cuando el joven
Edward tenia 15 años se hizo una herida en la rodilla al resbalar en el hielo.
La madre se vistió en harapos para simular que era una pordiosear y llevo a su
hijo a una clínica para indigentes. Cuando días más tarde el médico descubrió la
verdadera identidad de la señora Green, reclamó el pago de sus servicios o de
otro modo amenazó con sacar al paciente de la clínica. Ella prefirió sacarlo de
la clínica, lo cual le provocó una infección por lo cual hubo de amputarle la
pierna y esto le obligo a andar con una pierna de corcho el resto de sus días.
Cuando la madre murió
en 1916, el coronel Green y su hermana entraron en posesión de la vasta fortuna
de su progenitora y el coronel se dedicó a gastar su dinero con el mismo
desparpajo y deleite que su madre lo atesoraba.
Se han hilvanado
múltiples historias sobre como el coronel Green se inició en los sellos. Una de
las historias dice que un día entró en un negocio filatélico en New York y
compró un sobre con un millar de sellos y un álbum diciendo que eran para el
hijo de su lavandero, Dos días más tarde volvió al negocio y le confesó al gerente
que se había interesado en la filatelia después de ver los ejemplares en el
sobre y que había decidido comenzar a coleccionar “en serio”. Preguntó si la
casa tenía un buen lote para empezar. El gerente le ofreció una colección formada
por siete y ocho tomos. Después de discutir el precio, Green entregó al
comerciante 31 billetes de mil dólares y se la llevó consigo.
Fuera en esta
forma o en otra como se comenzará lo cierto fue que una vez iniciado en los
sellos siguió comprándolos en cantidades industriales durante el resto de su
vida. Descubrió que la forma más rápida de formar una colección era adquiriendo
colecciones ya formadas por otros. Se calcula que en el curso de su vida compró
más de 120 colecciones.
Desafortunadamente
los conocimientos filatélicos del coronel Green eran reducidísimos y todo el
material que compraba lo enviaba a una suite que tenía en Ealdorf Astoria o a
su residencia de Rould Hills Massachusetts, donde un grupo de muchachos, sin
tener tampoco ningún conocimiento sobre sellos, se encargaba de desmontar las
colecciones, montando en los álbumes del coronel los sellos que faltaban y
dejando de lado los duplicados.
Debido a la prótesis
que tenía en la pierna, le era incómodo salir de un automóvil ordinario. En consecuencia,
mandó a modificar sus automóviles Pierce Arrow o Packard (tenía siete de ellos)
elevándoles el techo de forma que pudiera entrar y salir sin doblarse. Como la mayoría
de los comercios de la calle Nassau estaban en pisos altos, era común que el
coronel Green, estacionara su auto junto a la acera y los comerciantes le
llevaran allí las colecciones. Era ahí en plena calle donde solía concertar
mucha de las operaciones
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