El Caribe
2 de Julio de 1983
Pag. 23
No. 172
Por Danilo Mueses
El coleccionismo de sellos ha ido evolucionando y lo que hoy se
colecciona y vuelve loco a la gente podría ser algo que nadie miraba o le interesaba
30 o 40 años atrás; y ni que decir de hace un siglo.
Hoy en día, uno de los aspectos del coleccionismo de sellos que más
llama la atención son los matasellos, pero aun estos han sido considerados a lo
largo del tiemplo bajo diferentes perspectivas.
Originalmente la gente prefería los sellos sin cancelar. Así fue durante
muchos años hasta que hizo su aparición ominosa el falsificador y la gente
comenzó a exigir que los sellos estuvieran cancelados pues se consideraba que
la cancelación era ya una prueba de que el sello había pasado por el correo y
que por tanto era legítimo. Los coleccionistas de esa época (último cuarto del
pasado siglo y comienzos del actual) en su ingenuidad, no comprendían que,
quien tiene la habilidad para falsificar un sello, no se va a intimidar ante las
dificultades de un matasello.
Eso no fue sin embargo óbice para que muchos coleccionistas exigieran
que los sellos estuvieran cancelados y, como es natural, estos eran complacidos
por los comerciantes inescrupulosos quienes en su desparpajo llegaban algunas
veces hasta el extremo de avisar que esas cancelaciones eran aplicadas por ellos
en sus tiendas. Así, por ejemplo, la mayoría de los sellos dominicanos de la
emisión de 1800-81 que aparecen cancelados, estas cancelaciones son falsas.
Esto puede apreciarse en el hecho de que el falsificador de los matasellos, en
su ignorancia de la costumbre local, dispuso las fechas en la siguiente forma
“Jun-12-82” que es la forma usual en Estados Unidos, en vez de “12-Jun-82” que
era y sigue siendo lo usual en este país.
Para esa época había dos tendencias principales. La primera consideraba
que el matasello debía estar ubicado en una esquina (preferiblemente en la
inferior izquierda del sello) mientras que otro grupo exigía un matasello
nítido y perfectamente centrado, el llamado “socked on the nose” que vendría a
ser algo así como “golpeado en la nariz”. El notable coleccionista
norteamericano Theodore E. Steinway era aficionado a este tipo de sellos y
llego a formar una colección notable con sellos matasellados en esa forma.
Pasada la sicosis de los sellos falsos, la gente volvió a los sellos sin
cancelar y el sello matasellado perdió todo su atractivo porque la gente exigía
que los sellos estuvieran lo más cerca posible de su condición en el momento de
ser emitidos.
En la actualidad, aunque no podría decirse que los sellos in cancelar hayan
perdido el favor de los coleccionistas, la rueda ha vuelto a girar 180 grados y
los matasellos son buscados ávidamente por legiones de filatelistas en todo el
mundo. La razón de ese renacer del interés en los matasellos es consecuencia
del auge del coleccionismo de “historia postal” ósea de los sobres completos.
De eso sin embargo hablaremos la próxima semana.
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