miércoles, 5 de abril de 2017

El Túnel del Tiempo de la Filatelia: Matasellos (Parte II)


El Caribe
9 de julio de 1983
Pag 23
Danilo Mueses

Decíamos que el auge que están volviendo a tener en la actualidad los matasellos es resultado de la nueva moda del coleccionismo de historia postal. Parte importante en las piezas postales que se coleccionan son los matasellos que es el medio de que se vale el coleccionismo para explicar la historia de la cubierta desde el momento en que se abandonó las manos de quien la envió, hasta el momento en que fue recibida.
Esas piezas, especialmente si corresponden al pasado siglo son costosas y escasas. En vista de eso muchos coleccionistas han optado por coleccionar únicamente los sellos con matasellos interesantes, que en general no son tan costosos como las piezas de historia postal.
En el coleccionismo de este tipo de piezas encontramos una amplia variedad de matasellos, que muestran algunas veces la evolución del matasello y en otras ocasiones la precariedad con que han tenido que operar algunas oficinas de correos ubicadas en regiones apartadas, olvidadas de Dios y de los hombres.
Así es frecuente encontrar muchos de nuestros primeros sellos cancelados con una cruz de tinta, debido a que en la oficina no había matasellos. Esos sellos siempre valen menos que los sellos con matasellos normales; sin embargo, hay piezas escasas que son difíciles de encontrar de otra forma.
En otros países, como es el caso ampliamente conocido de Afganistán durante el pasado siglo, se acostumbraba a cancelar el sello contándole un pedazo con una tijera. En esa época se usaban unos sellos circulares que los coleccionistas denominan “tigres afganos” y el empleado de correo antes de aplicar el sello le cortaba un sector con lo cual este quedaba “matasellado”. Trinidad, la antigua posesión inglesa también usó en sus primeros sellos este original método de cancelar.
Otros países se vieron también precisados a usar métodos originales de matasellar los sellos. Tal fue el caso de España en el pasado siglo cuando todos los intentos de impedir que los sellos fueran reusados condijo a las autoridades postales a utilizar un matasello que prácticamente trituraba el sello sobre la carta. Los coleccionistas y aún los usuarios normales del correo protestaron por el uso de estos procedimientos tan draconianos. En vista de eso se comenzó a matasellar mediante una pincelada de anilina magenta que dejaba sobre el sello una mancha indeleble. Tal matasello se conoce como pincelada.
Este temor a que los sellos fueran re-usados sin embargo, no se limitaba a España. El correo de los Estados Unidos recibió en el pasado siglo una sugerencia de un ciudadano preocupado por la posibilidad de que los sellos fueran falsificados. La solución según él era confeccionar el sello con una mezcla de pólvora de forma tal que cuando se matasellara la carta el sello estallara lo cual haría del todo imposible, como es natural volver a usar el sello. Afortunadamente tan descabellada idea no fue aceptada y se da solo como un ejemplo más de que como decía Descartes: “Solo la estupidez Humana es infinita”.

Los matasellos son actualmente área por el cual los coleccionistas han estado mostrando un creciente interés y con un poco de dedicación y paciencia y sin necesidad de grandes inversiones se pueden montar interesantes colecciones y anticipamos que durante los próximos 20 años será una de las más hermosas áreas de especialización.

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