miércoles, 17 de mayo de 2017

El Túnel del Tiempo de la Filatelia: La Fiebre de los Never Hinged

No. 177
El Caribe
6 de Agosto de 1983
Pag 23
Por Danilo Mueses

Muchos estudiosos de la sicología de los pueblos se preguntan que hace que un grupo y aun todo un pueblo siga una corriente de la moda, al tiempo que echa de lado otra sin que la seleccionada sea en forma evidente mejor, más bonita, o practica o tenga cualquiera otro de los atributos que van generalmente asociados a aquello que la gente prefiere.
En un artículo que publicáramos en EL FILOTELICO señalábamos que si los coleccionistas fuéramos a proceder sensatamente a la hora de seleccionar el ejemplar que va a adornar nuestra colección, jerarquizaríamos nuestras preferencias en el siguiente orden:
  • 1. % apariencia (color y detalles)
  • 2.     Centrado
  • 3.     Perforaciones
  • 4.     Ausencia de defectos (dobleces, ventanas, roturas)
  • 5.     Goma

Bajo ese criterio, la importancia de la goma pasaría a ser secundaria y juzgaríamos el valor y condición de un sello por el nivel en que responda a los cuatro primeros puntos.
El asunto sin embargo no es así y en muchos de los países de Europa occidental y en los Estados Unidos ha surgido la moda de coleccionar los sellos con su goma original y sin que esta tenga ni aun la más ligera traza de haber tenido bisagra, o sea en su condición de “never hinged” denominados en ingles por sus iniciales “NH”.
Debemos tener presente que la tira de acetato no comenzó a usarse hasta finales de la década del 20. Las primeras tiras fueron hechas de un material inapropiado y miles de sellos se dañaron.
No fue hasta mediados de la década del 30 cuando un comerciante en sellos llamado Morimer DeGroot compro enormes cantidades de acetato de celulosa y puso a docenas de amas de casas a doblar y cortar las tiras las cuales vendía bajo el nombre comercial de “Visi-Tray Mount” y ya para 1940 sus tiras plásticas se vendían en todas las tiendas de sellos de los E.U.
Las tiras plásticas posibilitaron que los sellos pudieran montarse sin necesidad de bisagras y fue la génesis del fenómeno de los “NH” tal como lo conocemos en la actualidad.
En su principio, aunque muchas personas preferían montar sus sellos con las tiras plásticas, la gente las consideraba más como una comodidad, que algo hecho con el expreso propósito de preservar la goma en prístinas condiciones.
Por toda la década del 50 y 60 de este siglo, aunque había un grupo de coleccionistas exigentes que demandaban que los sellos estuvieran NH, sabiendo que todo sello anterior a 1930 que hubiera estado montado en una colección, debía estar necesariamente con marcas de una bisagra en su goma, reservaban esas exigencias para los sellos modernos.

De la década del 70 para acá, sin embargo, estimulada por una serie de comerciantes y secundados por un grupo de coleccionistas de amplios recursos, ha cundido la moda de los NH y se han comenzado a pagar precios exorbitantes por ejemplares, muchas veces en condiciones que, en todo lo demás (apariencia, centrado, perforaciones, etc.) son buenas, pero no excepcionales y recomendamos no pagar precios de locura por un sello normal solo

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