domingo, 27 de agosto de 2017

El Túnel del Tiempo de la Filatelia: Los Sellos de Perot (Parte 1)

El Caribe 22 de Octubre del 1983
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La Filatelia al Dia
Danilo Mueses


En Inglaterra se suelen llamar “Primitivos” a los primeros sellos emitidos en muchos países antes de 1860, que por la crudeza de los métodos de grabado y de impresión usados, remedan el arte primitivo característico del hombre asomando apenas del umbral de las cavernas.

Ejemplo clásico de “primitivos” fueron los sellos emitidos por Bermuda entre 1848 y 1862 cuya historia ya clásica nos servirá de tema a esta y la próxima semana.

El archipiélago de Bermudas (o Bermuda por su nombre en inglés) está integrado por 360 islas localizadas en el Atlántico en la latitud 32° 20’ N y 64° 21’ longitud O. Están a unos 935 kilómetros al este de cabo Háteras de los E.U. de las islas, sólo unas 20 están habitadas, siendo su población de unos 60,000 habitantes. Su capital es Hamilton. El archipiélago fue descubierto por el navegante español Juan Bermúdez en 1522 y fueron ocupadas por Inglaterra un siglo más tarde en 1622. El grupo de islas alcanzó autonomía en 1868.

William B. Perot fue nombrado como administrador de correos de correos de Hamilton en 1818. Eran épocas en que el franqueo lo pagaba el destinatario y las funciones de Perot se limitaban a despachar la poca correspondencia que salía o llegaba a la isla. En 1846 la legislatura de la isla pasó un acta haciendo obligatorio el pago previo al franqueo. La misma acta estableció que el administrador de correos recibiría un estipendio de 70 libras esterlinas por año pudiendo además quedarse con el producto de lo que pudiera recaudar por concepto de la correspondencia despachada internamente.

Para esa época, sin embargo, ya Perot estaba medio enfermo y cansado y prefería pasar el día cuidando sus flores. Estaba por otro lado el hecho de que el movimiento de correspondencia de la isla no era tan intenso para justificar que se pasara el día esperando a los escasos ciudadanos que pudieran requerir de sus servicios. En vista de esta situación, Perot persuadió a su amigo y vecino J.B. Heyl, un norteamericano propietario de una farmacia, de que le llamara cuando se presentara alguien que requiriera sus servicios lo cual le permitía seguir atendiendo a sus flores en la forma más despreocupada.

Para resolver el problema de aquellos que preferían depositar sus cartas cada noche, Perot colocó frente a su casa una caja en la cual el público podía depositar sus cartas y un penique por cada carta. Era un asunto de confianza.

El problema comenzó cuando Perot comenzó a encontrar más cartas que peniques. Como lo que Perot recaudaba era para él, no es de extrañar que se sintiera disgustado y tratara de ingeniarse un medio para evitar que tal cosa siguiera ocurriendo y consultó a su amigo Heyl.

Heyl quien había visto algunos de los estafeteros ya en uso en los estados Unidos, le sugirió preparar unas etiquetas adhesivas llevando alguna marca distintiva. Estas etiquetas debería usarlos aquellos que quisieran depositar sus cartas de noche, las cuales no se recibirían si no estaban franqueadas. Perot tomó el matasellos de la oficina de correos, engomó la parte posterior de la hoja, le escribió a cada uno “ONE PENNY” y firmó cada sello. Luego procedió a cortar los sellos individualmente poniéndolos  a disposición del público. Estos sellos tenían carácter local y no fueron autorizados por la legislación de la isl

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