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8 de Octubre de 1983
8 de Octubre de 1983
El Caribe
Pos Danilo Mueses
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El hombre es un ser gregario y de ahí que desde las épocas más
primigenias hayan florecido sociedades de todo tipo en las cuales personas de
muy diferentes actividades, edades, orígenes, formación, etc. Pero con un
interés común se reúnen para participar y disfrutar de esa razón común.
Las sociedades filatélicas, se puede decir que nacieron con el
coleccionismo de sellos. No todos los autores están de acuerdo sobre cuál fue
la primera sociedad filatélica pues mientras Cativiela señala que en 1864
Herpin y Legand fundaron “Societé Philatelique de Paris”, J. Mackay dice que la
primera sociedad filatélica fue “The Philatelic
Society” que fura fundada el 10 de abril de 1869 por Sir Daniel Cooper. The
Philatelic Society se convirtió luego, en 1906, en The Royal Philatelic
Society.
En nuestro país, en 1885 se fundó la Sociedad Filotélica de Santo
Domingo, siendo por tanto esa nuestra primera sociedad filatélica. En ese
sentido puede señalarse que nuestro país se adelantó a muchos países
hispanoamericanos y aun nos adelantamos a España cuya primera sociedad
filatélica no fue fundada hasta 1888 en Barcelona.
Cabe señalar, sin embargo, que ya para fines del pasado siglo, en la
mayoría de los países latinoamericanos se había desarrollado un movimiento
filatélico poderoso que estaba organizado alrededor de sociedades filatélicas.
Aunque reconocemos que la filatelia (y ya de eso hemos hablado a través
de esta misma columna) no es una actividad social pues no se hace filatelia en
reuniones de clubes, pertenecer a una sociedad filatélica es algo fundamental.
Es evidente que no todos los filatelistas inscritos en una sociedad
derivaran los mismos beneficios. El principal tendrá la oportunidad de canjear sus
duplicados ya sea directamente o a través de anuncios publicados en las
revistas de las sociedades, valiosas sugerencias sobre catálogos, álbumes, como
orientar su colección, etc.; el intermedio podrá participar en las subastas,
podrá consultar en la biblioteca de la sociedad y el avanzado se beneficiara
del consejo experto de coleccionistas aún más avanzados que él, expertizaje, y
lo que a veces es más importante: donde adquirir esa pieza rara que por tanto
tiempo hemos estado buscando.
Y a propósito de esa información, en nuestro quehacer como miembros de
la Sociedad Filatélica Dominicana, decenas de coleccionistas miembros de la
Sociedad han conseguido sellos raros, gracias a información que les hemos
proporcionado, pero por nuestra parte también hemos conseguido una serie de
piezas que de no haber sido miembros de la Sociedad, difícilmente hubiéramos
podido saber de ellas.
Pero, finalmente, si usted ya llego a la cima, donde no requiere de
sellos ni de consejos, en una Sociedad tendrá la oportunidad de ayudar a otros
que comienzan, a dar sus primeros pasos sin tener que dar los tropezones que
usted dió.
Las sociedades filatélicas en última instancia, proveen un amplio canal
para el intercambio de información y para hacer amigos; amigos con los cuales
se puede contar tanto en nuestro quehacer de filatelistas como en la vida
diaria. Estas amistades por si solas justifican plenamente nuestra participación en las sociedades filatélicas.
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