martes, 25 de febrero de 2014

El Túnel del tiempo de la Filatelia: POR UN MUSEO POSTAL

La Filatelia al DÍA
17 De Octubre de 1981: No. 87
Por Danilo A.Mueses.

Un slogan de la Sociedad Filatélica  Cubana en Miami dice “Filatelia es la cultura: Coleccione Sellos”. Consciente de esa realidad, muchos países han estado impulsando en forma oficial la filatelia en sus múltiples formas.

Dentro de ese contexto, en los últimos años más y más países han estado auspiciando la creación de museos postales.

Ejemplos notorios son, la sección filatélica del Museo Postal de Berlín y la sección filatélicas del Museo del Smithsonian en Washington.

En América Latina, este  tipo de instituciones no han llegado a alcanzar la importancia de esos museos de Europa y Estados Unidos. Cabe sin embargo citar dos casos que deben servir de paradigma a los demás países de América. Ellos son el Museo Postal Cubano en Cuba y el Filatélico de Medellín en Colombia.  Los que han tenido la oportunidad de visitar estos museos, han regresado verdaderamente entusiasmado de cuanto se ha hecho allí, y de la proyección histórica y cultural que proporciona ese tipo de instituciones.

Así las cosas cabe preguntarse: ¿Por qué no nosotros?

Un museo consta básicamente de tres elementos: Un local con sus instalaciones, el material para exhibirse y los fondos para su operación y mantenimiento. En poco caso hemos estado en mejor posición para empezar.

Para comenzar tenemos el asunto del local, el Estado Dominicano dispone en la zona colonial de una gran cantidad de edificios coloniales que han sido restaurados dentro del proceso de rescate de la zona intramuros a cargo de la Oficina  de Patrimonio Cultural.

Un Museo Postal no requiere de una gran edificación y cualquiera de esos edificios servirá a esos propósitos. Las instalaciones que se requieren no serían nada del otro mundo disposición podría emprenderse de inmediato.

En cuanto al material a exhibirse, el asunto es igualmente fácil. El correo dispone de una de las mejores colecciones de sellos dominicanos en el país, incluyendo los ensayos y pruebas de todas las últimas emisiones. Cuenta además con todo el material que continuamente le llega a través de la Unión Postal Universal. Todo ese material, si no se le da un tratamiento adecuado, corre el peligro de irse deteriorando; además del hecho de que reposando en las bóvedas del correo, no está cumpliendo ninguna función. Finalmente, llegamos al costo que significa la operación de esas instalaciones. Para eso tenemos también la respuesta. Bastaría  traspasar al Museo Postal las ventas de sellos de la Sección Filatélica. Los fondos que allí se generan cubrirían ampliamente los costos de operación y mantenimiento del museo.

La proyección cultural de un Museo Postal serían enormes y contributaria a difundir la filatelia entre la población y con su instalación se rescataría en beneficio del pueblo un patrimonio culturar que le pertenece y que hoy por hoy está expuesto a todas las eventualidades de todo aquello a lo que no se ha dado un adecuado tratamiento museográfico.


Ojalá que la idea que hoy exponemos cayera en terreno fértil.

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